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La endometriosis podría afectar a más del 5% de la población femenina en edad fértil de la zona

Los principales síntomas de esta patología son el dolor menstrual y la esterilidad | El diagnóstico cuenta con un retraso de hasta ocho años | Los principales tratamientos son analgésicos, píldoras anticonceptivas o cirugías

Una mujer sufre dolor abdominal a causa de la menstruación.

La menstruación, como tema social, tiene un carácter ambivalente: por un lado, todavía es tabú discutirlo públicamente, por otro, está peligrosamente normalizada. El motivo de que su normalización pueda ser un problema tiene que ver con la infravaloración de las patologías asociadas a este fenómeno que sufren una vez al mes todas las mujeres en edad fértil, entre ellas, la endometriosis.

Esta es una enfermedad que consiste en el crecimiento anormal del endometrio, tejido celular que se forma en las paredes del útero durante el ciclo. Así, las mujeres que sufren esta dolencia no sólo producen endometrio en el útero, sino que este se expande por otras partes de su anatomía, principalmente las trompas y los ovarios, pero pudiendo llegar al intestino, colón, en incluso el cerebro, según apunta la ginecóloga lalinense, Tamara Franco. Como resultado se producen dos síntomas claros: el dolor y la infertilidad.

“No es una enfermedad de diagnóstico fácil, requiere cirugía”

Tamara Franco - Ginecóloga

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Según las cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en torno a un 10% de las mujeres en edad fértil padecen esta patología. En A Estrada, el coordinador del centro de salud, Juan Sánchez, cuenta que se trata de “una dolencia bastante frecuente” y sitúa la cifra estimada en “unos 20 o 30 casos en un cupo de 300 o 400 mujeres por consulta”. No obstante, advierte de que “podría estar infradiagnosticada”, es decir, que existan más casos de los registrados, por falta de diagnóstico. De hecho, desde la asociación QuerEndo, Cristina Fernández cuenta que el retraso en la identificación de esta dolencia en una paciente alcanza los ocho años, y entre las razonas que explican esta tardanza tanto Fernández como Sánchez ponen el foco en la normalización, “se da por hecho que el dolor menstrual es normal, lo que hace que muchas mujeres no busquen ayuda sanitaria cuando sufren cólicos”, cuenta Sánchez.

“La endometriosis es muy frecuente, y podría estar infradiagnosticada”

Juan Sánchez - Médico de familia

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Elementos característicos

En relación a este tema, la doctora Franco expone que “no es una enfermedad de diagnóstico fácil, suele requerir una laparoscopia”. La facultativa afincada en Lalín ahonda en esta cuestión al afirmar que “la mayor parte de diagnósticos son de sospecha, no confirmados, al darse los elementos característicos de la dolencia, como el dolor incapacitante o la esterilidad”.

A mayores, la endometriosis no sólo supone sufrir dolores paralizantes por lo menos una vez al mes, mientras la sociedad espera que la persona que los sufre siga funcionando con total normalidad. Sino que esta enfermedad es crónica, y de momento no tiene cura. Las alternativas que se le presentan a las pacientes tienen que ver con intervenciones quirúrgicas de manera periódica para retirar el tejido sobrante, y tratamientos hormonales que detienen completamente el ciclo, cortando así la menstruación, independientemente de la edad del sujeto. En el peor de los casos, la solución definitiva pasa por retirar ovarios y demás órganos del aparato reproductor femenino.

“Hay que llamar a todas las puertas, y seguir luchando”

Cristina Fernández - Asociación Querendo

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Tanto Franco como Sánchez explican que identificar la patología a tiempo es crucial para poder tratarla y evitar que aumente el grado de gravedad, asegurando que los analgésicos o los tratamientos anticonceptivos suelen dar buenos resultados. No obstante, desde la Asociación QuerEndo consideran insuficientes las opciones que se le ofrecen a las pacientes. Cristina Fernández sostiene que “falta formación, hay que investigar. Estos tratamientos pueden ayudar a regular un poco el crecimiento, pero ponerte menopáusica no puede ser la solución. Tenemos chicas muy jóvenes en la asociación con menopausia inducida por estos fármacos” y sentencia “falta mucho por hacer. La regla está ahí, hay que empezar a destabuizarla para discutir los otros temas, como la incapacitación o la infertilidad”. Por último, Fernández invita a las mujeres a “levantar las manos por la endometriosis, llamar a todas las puertas, y ¡luchar!”.

No existen cifras exactas de la cantidad de mujeres que sufren endometriosis en A Estrada, o en Lalín. Pero lo que está comprobado es que al menos 5 de cada 100, en edad fértil, la padecen. Para ellas, una vez al mes el dolor se apodera de su cuerpo, y algunas incluso deben renunciar a ser madres de manera natural. Mientras, gran parte de la sociedad desconoce la importancia de esta enfermedad, por ello es necesario seguir recorriendo camino, por una mejor calidad de vida para ellas. 

“No sentí que empatizaran con mi dolor y mis miedos”

A.B, es una estradense de 30 años, con una endometriosis de alto grado diagnosticada en el 2019, cuando tan sólo tenía 27 años. La joven cuenta que “desde los 15 años sufría importantes dolores de regla, y en numerosas ocasiones acudí al médico de familia para que me diese una solución, pero la facultativa simplemente me recetaba analgésicos y decía que era normal que me doliese la regla, que a ella también le pasaba”.

La situación continuó, sin que A.B. supiese a qué se debía, hasta que mientras se formaba para ser enfermera cursó una materia sobre anatomía patológica, y entró en contacto con la endometriosis “al estudiar la sintomatología me di cuenta de que coincidía con la mía, pero como sólo era un dolor puntual al mes y después podía hacer vida normal, no busqué un diagnóstico”.

Fue más tarde, cuando el dolor ya no sólo ocurría durante la menstruación que esta estradense acudió a urgencias en un total de siete ocasiones para que parasen los cólicos. Entonces comenzó la odisea, “me dijeron que era algo estomacal, luego una infección de orina, y mil cosas más hasta que me vio la ginecóloga y determinó que era endometriosis”. Después del diagnóstico, a A.B. la operaron en dos ocasiones, una en abril de 2019 y otra en enero de 2020, para retirar tejido, llegando a sospechar de un tumor maligno.

Durante ese largo proceso, la protagonista cuenta que “no sentí que empatizaran con mi dolor y mis miedos. Me trataban más como un animal que como una mujer. Cuando pregunté si podría ser madre me dijeron que mis ovarios no servían, tal y como los tenía, sin tacto ni explicaciones. Con 27 años tuve que meterme en un programa de inseminación in vitro porque me dijeron que en tres meses igual tenían que quitarme los ovarios. Queda mucho por hacer”. Finalmente, A.B. sí pudo ser madre, pero el riesgo de perder su aparato reproductor sigue sobrevolando su cabeza. 

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