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Una piscina que lleva 10 años sin agua

La primera climatizada de Lalín cumple una década sin uso tras los planes frustrados del PP y una consulta pública del cuatripartito que no materializó | Fue inaugurada en 1995

Visita a la piscina durante el proceso participativo impulsado en 2017. | // BERNABÉ

Hace ahora exactamente 27 años el entonces presidente de la Xunta, Manuel Fraga, inauguraba en Lalín una piscina climatizada entonces solo al alcance de las ciudades. La infraestructura se levantó en el espacio donde en la época de Luis González Taboada en la Alcaldía se había construido la primera piscina al aire libre, que luego en la década de los 80 se completaría con dos más de menor tamaño.

La climatizada supuso una inversión de 200 millones de pesetas de la época (1,2 millones) y durante tres lustros fue utilizada para clases de natación o como espacio competitivo para el extinto club local. El ya lejano Plan E del Gobierno central de 2011 fue aprovechado por el ejecutivo de José Crespo para construir una instalación nueva en el entorno del Lalín Arena como un atractivo más para la explotación privada del complejo deportivo. Entonces la oposición no tardó en echarse a la yugular del mandatario por haber decidido emplear 1,5 millones en una nueva climatizada cuando, a su juicio, la situada en la zona del auditorio, todavía estaba en buen estado y se apostaba por un recinto más pequeño, sin graderío y que no reunía las condiciones para la competición deportiva.

Con el nuevo recinto en funcionamiento la primera piscina cayó en el olvido. En abril de 2015 Crespo anunciaba la posibilidad de reconvertirla en un centro cultural con un uso por definir. Cuatro años antes, en la campaña de las municipales de 2011, la propuesta pasaba por llevar allí la biblioteca municipal, luego trasladada a las dependencias de la antigua casa consistorial.

Con el cambio de gobierno, el cuatripartito llegó a poner en marcha un proceso participativo que, mediante una consulta pública con voto en urna, para que la ciudadanía decidiese cuál era el uso más idóneo para una infraestructura que entonces ya llevaba cinco años cerrada. Hay que recordar que el cierre se produjo poco antes de que en septiembre de 2012 los usuarios se trasladasen a la piscina del multiusos. El resultado de ese ejercicio democrático no fue del agrado del gobierno, sobre todo porque la opción ganadora tenía un coste muy elevado. A principios de octubre de 2017 se hacía público el resultado del proceso participativo. Durante los diez días en los que se habilitaran las urnas, fueran 535 las personas que depositaran sus papeletas para elegir entre las cinco alternativas finalistas. La piscina abierta obtuvo 142 votos, es decir, el 26,54%, siendo la opción más valorada por los ciudadanos, aunque con un escaso margen. Así las cosas, la zona de ocio y de juegos, un espacio multifuncional para actividades sociales, culturales y deportivas, alcanzó las 131 papeletas y por tanto el 24,8% del porcentaje absoluto. La recuperación del uso de la instalación como piscina climatizada fue la alternativa que quedó en tercer lugar con 140 apoyos (19,43%), mientras que el proyecto que despertó menos interés en este proceso fue el área multideportiva, con 58 votos.

Pero la voluntad popular de recuperar esta infraestructura como complejo de piscinas al aire libre nunca se materializó, pese a que el gobierno anterior aseguró que se respetaría la decisión de la ciudadanía. Para articular el proceso participativo se habían destinado 13.000 euros y la empresa coordinadora del mismo estimó que solo para retirar la cubierta de la vieja piscina y crear allí un espacio de baño al aire libre costaría unos 600.000 euros. Esa estructura sigue tolerando a duras penas el paseo del tiempo, pero sin utilidad en la última década.

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