El gobierno local llevará al pleno ordinario de la semana que viene la derogación de varios impuestos y tasas, así como la supresión de otros tributos que ya no estaban aplicándose. El ejecutivo que encabeza José Crespo toma esta decisión para favorecer la inversión en el municipio, tanto por parte de vecinos como de empresas.

El Impuesto de Construcciones, Instalaciones y Obras será, precisamente, uno de los que quede suprimido. Supondrá un ahorro de unos 200.000 euros para los vecinos, como apunta la edil de Hacienda, Paz Pérez. “E igual con esta medida, los vecinos adelantan obras, al ver que el Concello no les cobra”, añade Crespo. Hasta ahora, había que abonar el 3% de la inversión que se realiza en la obra.

La supresión del ICIO beneficiará, por ejemplo, a particulares, a granjas (que suelen pagar entre 6.000 y 7.000 euros por este impuesto) y también a empresas que deseen instalarse en el municipio, que además ya optan a bonificaciones de hasta el 95% porque Lalín forma parte del programa Doing Business. En este sentido, el gobierno estudió la posibilidad de suprimir el ICIO pero hasta un límite de inversión, dados los desembolsos millonarios que supone, por ejemplo, construir un parque eólico. pero desde Tesorería se indicó la imposibilidad de derogarlo solo de forma parcial.

Quedan suprimidas también las tasas de terrazas, que suponían a lar arcas municipales unos ingresos de entre 15.000 y 20.000 euros, y la de toldos y marquesinas, cifrada en alrededor de 10.000. Crespo apunta que, debido a la pandemia, aumentó “la cultura de terrazas”, y recuerda que se suprime la tasa –si bien podría recuperarse en 2023–, pero que hay que pedir igualmente licencia para ampliarlas.

Por último Paz Pérez, indicó que también queda derogada la tasa de certificaciones urbanísticas, que hasta ahora supone un pago de 750 euros por certificado. Al prescindir de todo este paquete de tributos, los vecinos se ahorrarán entre 400.000 y 500.000 euros, según estimaciones del alcalde.

También quedan suprimidas, porque o no se aplican o ya no están en vigor, media docena de tasas. Una de ellas es el servicio de conciliación (1,25 euros), que fue asumido ya desde el año 2020 con fondos municipales. Pérez adelanta que está ya ultimada una nueva ordenanza para esta prestación. Quedan sin efecto, asimismo, las ordenanzas de los servicios de uso del circuito de motocross del Monte do Carrio; del préstamo de bicicletas; del Espazo Infantil Aberto; de Entornos Saudables; del lavado y desinfección de vehículos; y,del traslado, depósito y conducción de cadáveres.

Como novedad, a partir del año que viene las personas que compren un vehículo eléctrico recibirán una bonificación del 75% –el máximo legal permitido– en el Impuesto de Vehículos de Tracción Mecánica (IVTM). Así, el recibo les quedará en entre 10 y 25 euros.

Sin plusvalías

Respecto a los demás tributos, Paz Pérez apuntó que el IBI de urbana está en el tipo del 0,4, el mínimo, desde 2012.. En 2015 y por decisión del gobierno estatal había subido al 0,5, y después se volvió a bajar. Lalín está entre los municipios que bonifican el 95% del recibo a las explotaciones agrarias que, tras las revisión catastral, deben tributar por galpones, invernaderos y otras instalaciones. Es una medida que también aplica la mayoría de los concellos de Deza y Tabeirós-Montes. En cuanto al IBI de rústica, cuenta también con bonificaciones y está en el 0,3, por ley.

Durante su intervención, Crespo insistió en que las plusvalías quedaron suprimidas en un pleno en 2016 a propuesta del PP, y con la mayoría que confirmaban sus 10 ediles y el no adscrito Juan José Cruz. Este tributo suponía para las arcas municipales unos ingresos anuales de en torno a los 300.000 euros. “El entonces teniente de alcalde, Nicolás González Casares, dijo que podían peligrar las cuentas municipales si se quitaban las plusvalías. No hicimos caso, Lalín no tiene plusvalías y las cuentas municipales gozan de buena salud”.

El regidor quiso incidir en que existen otras bonificaciones, menos conocidas, como las del citado Doing Business, “y en 2022 haremos un esfuerzo adicional para salir con pie firme hacia el futuro. Concluyó reiterando que estas supresiones y bonificaciones obedecen a que “queremos reactivar la vida económica del concello, con viviendas unifamiliares, chalets o construcción de granjas”. Dejó caer la conveniencia de rehabilitar casas viejas, una opción muy en sintonía con la perspectiva urbanística de la Xunta: en vez de ampliar suelo urbano (que conlleva la dotación de servicios), reacondicionar inmueble en el ya existente.

Descuentos para familias con más de tres hijos

De este modo, en las comisiones informativas del lunes y en el pleno del día 29 la corporación debatirá tres paquetes de ordenanzas: las que quedan derogadas, las que se actualizan y las que salen por primera vez por decisión del gobierno local. Entre las que quedarán actualizadas, el ejecutivo popular contempla una variación en los tramos que se aplican en la tasa de recogida de la basura, para poder aplicar más descuentos a las familias numerosas de primera categoría, que son las que tienen más de tres hijos e hijas. La concejala de Hacienda avanza que dentro de la ordenanza que regula el servicio de abastecimiento de agua y sumideros, ya se establecen dos actualizaciones, para adaptar el documento a la normativa.

Un “acicate” para invertir en el municipio

Lalín conocerá cuánto dejó de ingresar al derogar y modificar tasas e impuestos a finales del año que viene. Recorta sus ingresos o, lo que es lo mismo, le permite a los habitantes un considerable ahorro en los tributos. Crespo estima que los 300.000 euros de exención cuantificados podrían situarse, como decíamos, entre los 400.000 y los 500.000, una vez que se conozcan los datos reales. “Dejaremos de ingresar bastante, pero compensa porque generará riqueza en el pueblo, puede ser un acicate para invertir”. No en vano, la crisis económica que desató el coronavirus es muy diferente a la recesión iniciada en 2008. Aquella fue sobre todo financiera, por el alto endeudamiento de empresas y hogares y con una burbuja inmobiliaria que colapsó la construcción. La de 2020 fue distinta: la irrupción del virus paralizó la economía, pero las familias sí tienen dinero ahorrado, al no poder gastar durante los meses de confinamiento.