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Ataque aéreo en A Estrada

Los estorninos acostumbran a “bombardear” la zona de juego infantil de la alameda, como en esta imagen de abril. | // BERNABÉ/J. LALÍN

La convivencia es difícil. Las costumbres de uno pueden molestar, crispar y llegar a asquear al otro, aunque el primero no se dé ni cuenta. Hace años que una numerosa población de estorninos ha elegido la alameda de A Estrada para asentarse. Han escogido ramas y han instalado en ellas su hogar. Pero, claro, no son los únicos usuarios de la zona verde más céntrica y amplia de la capital estradense y, en ocasiones, terminan convirtiéndose en los inquilinos más ruidosos y sucios del vecindario. Sin embargo, hasta el momento, estas aves se han agarrado a su renta antigua para pasar por alto los intentos del Concello para obligarlos a hacer la mudanza.

Después de una temporada de cierta inactividad, las bandadas regresaron. Justo cuando desde el Concello se saboreaban las mieles de la victoria. Los estorninos volvieron a las ramas más altas de sus árboles preferidos y reclamaron su espacio. No quisieron cederlo cuando el Concello instaló altavoces para que emitiesen, de cuando en vez, el sonido de aves rapaces; no lo hicieron tampoco cuando se hizo una poda tan intensiva que dejó sus árboles sin copa y, aunque los ultrasonidos parecían haberlos ahuyentado, regresaron para seguir disfrutando de las renovadas vistas en la ampliada alameda.

Ultrasonidos

Se está viendo la posibilidad de disolverlos de la zona”, apuntó el alcalde, José López Campos, al ser preguntado por el regreso de una numerosa colonia a su lugar habitual. El edil de Medio Ambiente, Juan Constenla, apuntó que se mandarán revisar los aparatos de ultrasonido para verificar si pudieron estropearse o si fuese necesario colocar algunos más. Indicó que estos ultrasonidos resultan del todo imperceptibles para el oído humano pero funcionan de modo disuasorio con los estorninos.

No obstante, Constenla reconoció que las ramas pudieron haber crecido y haber afectado a estos pequeños aparatos, no muy diferentes a un decodificador. Explicó que están situados en lo alto de los árboles y colocados de forma estratégica, buscando abarcar el mayor espacio posible de alameda. El concejal señaló que los ultrasonidos demostraron ser, al menos de momento, el método más eficaz para ahuyentar a estos pájaros, culpables de que la zona de juegos sea bombardeada por sus excrementos, sin olvidar bancos y aceras.

De hecho, López explicó que el viernes mismo se ordenó una limpieza en profundidad de todo el parque “para intentar tenerlo lo mejor posible”. A las labores habituales de mantenimiento se suman, de vez en cuando, refuerzos de desinfección que ayudan a contrarrestar las molestias que causan estos descuidados vecinos. Verlos volar armónica formación tiene su punto. Resulta hasta hipnótico. Es cierto que su alboroto se produce a horas razonables, pero su descuido de las zonas comunes los convierte en nominados para abandonar la comunidad.

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