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El Camino de Invierno cumple cinco años como ruta oficial con el albergue pendiente en Rodeiro

El Concello gestiona la cesión de un inmueble a la Xunta E Son precisas también fuentes de agua en el tramo hacia Lalín E La hostelería propone establecer sinergias para difundir el patrimonio local entre los peregrinos

Peregrinos del proyecto “Deza, dous camiños”, a su llegada a Lalín. | // BERNABÉ/ANA AGRA

En agosto de 2016, hace cinco años, el Camino de Invierno pasaba a ser, oficialmente, una ruta jacobea. Pero su trazado se remonta a épocas romanas, puesto que sigue el itinerario de evacuación del oro que se extraía de las Médulas hacia la Vía XVIII, que pasa por Valdeorras. Esto, unido a la tremenda belleza de la Ribeira Sacra (la ruta discurre por Quiroga, Monforte, Belesar y Chantada), explica que ya antes de 2016 fuese camino de destino a Compostela.

Más de mil peregrinos en 2019

La Oficina del Peregrino maneja datos anuales de afluencia de esta ruta desde 2014 (antes aparecía en el epígrafe de “otros caminos”), con lo que podemos ver cómo ha crecido en romeros año tras año, pasando de los 131 de ese 2014 a los 287 con que cerró 2016 y los 1.035 que alcanzó en 2019, antes de que estallase la pandemia. Aún así, en 2020 logró atraer a 406 romeros, y en lo que llevamos de 2021 van ya 322. Desde el Hostal As Carpinteiras, donde la primera planta está habilitada como albergue desde hace tres años, sí detectan ese tirón jacobeo. Pero tras el coronavirus, hubo que reducir aforos, “de modo que muchas veces en la habitación doble o en la triple duerme solo una persona”. Los clientes pagan un poco más, pero evitan riesgos.

En 2019, la Xunta había anunciado su intención de dotar a Rodeiro de un albergue público. Este servicio estaba contemplado en el plan estratégico del Xacobeo 21, al igual que otro albergue en el palacio episcopal de Diomondi, en el concello lucense de O Saviñao. El futuro albergue de Diomondi estará rematado a finales de año, mientras que el Concello de Rodeiro está realizando gestiones para conseguir un inmueble en el casco urbano y cedérselo a la Xunta, como explica el edil de Turismo, Pablo Sobrado. El concejal, consciente de la relevancia paisajística del Camino de Invierno (es el único que discurre por las cuatro provincias gallegas), también ve necesario adecuar fuentes de agua en el tramo hacia Lalín, e incluso colocar algún que otro banco para un pequeño descanso. “El Camino de Invierno es un trayecto alternativo por el que suele optar gente de poder adquisitivo” y que se encuentra con tramos en los que no hay bares, cafeterías o alojamientos. De hecho, en caso de que el albergue de As Carpinteiras esté lleno, los peregrinos tendrían que recurrir ya a un hostal.

En este punto Emiliano García Méijome, del Albergue Lalín Centro, coincide con Sobrado. “Acogemos a peregrinos del Camino Sanabrés que al año siguiente vuelven por el Camino de Invierno, y se quedan prendados. Aquí tenemos un nicho de mercado, de modo que hay que unir sinergias para, por ejemplo, darles la posibilidad cuando llegan a Lalín de visitar en taxi el Museo Casa do Patrón o visitar Pozo do Boi. Incluso es conveniente que podamos recomendarles un lugar donde comer un buen cocido”, explica. Este tipo de sinergias ya suelen realizarse en otras rutas jacobeas: en la Vía de la Plata: desde Cea funciona una lanzadera para visitar Oseira, en caso de que el peregrino decida continuar la ruta hasta Dozón en lugar de por la variante hasta el cenobio. A falta de más albergues, García Méijome anima a las pensiones y a hostales a reajustar sus precios a los peregrinos.

Pabellón municipal

Hablando de albergues, el anterior gobierno lalinense tenía previsto construir uno en el viejo colegio Manuel Rivero. El proyecto quedó descartado por el actual ejecutivo. La edil de Cultura, Begoña Blanco, indica que la demanda actual queda sobradamente cubierta por los albergues Lalín Centro y el de A Laxe (donde confluye el Camino de Invierno y la Vía de la Plata). Aunque menos que otros años, hubo alguna que otra demanda de grupos para pernoctar en el pabellón municipal.

Mejoras para evitar arrastres

Días atrás, cargos de la Xunta supervisaron obras de mejora en el Camino de Invierno, centradas sobre todo en la señalización. Pero por lo que respecta al tramo entre Rodeiro y Lalín (transcurre por Penerbosa, Ponte Pedroso, Palmaz y Bendoiro), la concejala Begoña Blanco explica que la Xunta mejoró el firme de los caminos, ya que suelen soportar además el tránsito de maquinaria pesada y el material que se emplea (no puede ser cemento) padece arrastres tras las grandes trombas de agua del invierno. “Ahora están muy transitables”, añade, ya que además se hizo un relleno en la parte media para permitir el desagüe hacia las cunetas. estas mismas obras se acometieron en la zona entre Gabieiras y la aldea de Penerbosa. actuando además en el entorno de los puentes sobre el río Arnego, como indicó ayer el alcalde, Rubén Quintá, en la red social Facebook.

El Camino de Invierno ocupa 235 kilómetros, con paisajes tan impresionantes como Montefurado, en Valdeorras, la zona ribereña de Belesar o las vistas que ofrece la cumbre del Monte Faro y que permite ver tierras de las cuatro provincias. No cabe duda de que la pandemia va a empujar a esta ruta jacobea, aunque sea al ralentí. “La gente ahora demanda actividades al aire libre y en espacios abiertos”, recuerda la concejala de Cultura de Lalín. No en vano, días atrás llegó al casco de Rodeiro, desde Chantada, un grupo de 30 peregrinos, cuyo impacto económico es muy importante en la economía local.

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