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Una bandera LGBTI en blanco y negro

Concierto de Mad Martin en Praza da Igrexa. / Bernabé/Ana Agra

El gobierno lalinense apostó por mantener la celebración de la fiesta del OrgulloLGBTI [comenzó en 2015 como el Cocido do Orgullo ] y programó un fin de semana con actividades básicamente musicales y de animación de calle. La respuesta de público apenas superó a la de un fin de semana habitual de estas épocas del año en la que muchos vecinos aprovechan el buen tiempo para hacer una escapada a la costa. Aconteció este fin de semana con la fiesta en la que se ondea la bandera arco iris, pero también pasa en otros eventos sociales y ya resulta complicado pensar si el buen tiempo es un aliado o no, cuando así debería ser.

Público en Rosalía de Castro en el recital de Le Barluthier. // Bernabé/Ana Agra

Las primeras ediciones de la rebautizada como Festa do Orgullo de Lalín colocaron a la capital dezana en el mapa de los territorios que reivindican la igualdad sin complejos y esta cita tenía otra dimensión, también desde el punto de vista del impacto económico que para las arcas locales tenía su celebración. No obstante, las calles nunca llegaron a abarrotarse como se preveía para la dimensión de la oferta de ocio, complementada con charlas y otras propuestas educativas y sensibilizadoras.

Con un formato distinto el ejecutivo actual decidió ondear la bandera arco iris. Con Praza da Igrexa y Rosalía de Castro espacios de conciertos, la respuesta del público no fue la esperada para unas bandas de nivel que gustaron mucho a los que acudieron a los conciertos del sábado y los dos de ayer por la mañana. Si antes el Orgullo no abarrotaba las calles, ahora fue incapaz de llenarlas y, de hecho, el centro del núcleo urbano estuvo abierto a la circulación de vehículos. Es una lástima que mientras se cuestiona o prohíbe la iluminación de un estadio con los siete colores Lalín no haga bandera de esta reivindicación.

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