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La preocupación por las nuevas tarifas de la luz desborda a las eléctricas y oficinas de Consumo

Decenas de clientes canalizan sus consultas en los primeros días de aplicación de la nueva facturación por franjas horarias | “Es un galimatías: a algunas horas punta el kilovatio es, en realidad, más barato”, señalan

El ganadero Jesús Conde asegura que la factura se está disparando en su explotación. | // BERNABÉ/JAVIER LALÍN

En el romántico momento de hacer la cucharita en pareja –solo funciona para los que no disfrutan haciendo la estrella de mar– ya no se escucha aquello de “que descanses y tengas felices sueños”. Mientras uno trata de coger postura para caer en un sueño reparador, salta la pregunta: “cariño, ¿te has acordado de programar la lavadora?”. Y es que la entrada en vigor de las nuevas tarifas eléctricas tiene muy preocupados a los consumidores, que tratan de conciliar su rutina doméstica con las tres grandes franjas horarias que determinan la tarifa que se aplicará por su consumo. Es como una montaña: valle, llanura y cima. A medida que asciendes, escasea el oxígeno y sube la factura.

La situación ha generado una avalancha de consultas en Consumo y también ante algunas compañías suministradoras de energía eléctrica. “Antes del 1 de junio hubo unas 25 consultas de personas que querían aclarar cómo iba a funcionar la nueva tarifa, pero a partir del día 3 o 4 está habiendo una avalancha, entre consultas presenciales y telefónicas”, apunta la responsable de la Oficina de Consumo de A Estrada, Kim Llobet. Indica que en los últimos días se alcanzó con rapidez el medio centenar de estradenses que trataron de aclarar cómo funcionará esta nueva tarifa y cómo podría repercutir en su factura.

“Ya no es solo la tarifa; es un galimatías”, indicó Llobet, que no dejó de apuntar que en algunas de las horas marcadas por el período punta “el kilovatio es, en realidad, más barato”. Puso como ejemplo el caso de la franja de 10.00 a 12.00 horas. Indicó la responsable de esta oficina estradense que una de las cuestiones más preocupantes es la capacidad que tienen las franjas horarias diseñadas para obviar por completo la vida cotidiana y la necesidad de conciliar la vida familiar con la laboral. Cabe recordar que estas variaciones del precio en función de la hora de consumo operan para los suministros regulados por el Gobierno, no para los comerciales. De este modo, los períodos de tarifa más cara y los de precio intermedio coinciden con horarios en los que, en teoría, el consumo es mayor, caso del momento en el que se prepararía la comida o la cena, por ejemplo.

De este modo, de lunes a viernes, si se desea enchufar electrodomésticos a la hora de tarifa más barata la única opción es entre la medianoche y las ocho de la mañana. Encender el microondas o la cocina de inducción a la hora del desayuno de los niños –en torno a las ocho de la mañana– ya pilla en tarifa intermedia y, si se vuelve a hacer uso de cocina eléctrica para preparar la comida entre las 10 y las 14.00, se cocinará con la tarifa más cara. Sucederá la mismo si se quiere preparar la cena entre las 18.00 y las 22.00 horas. En esencia, a excepción del fin de semana, las acciones más cotidianas que exigen consumo energético se harán en horario de tarifa intermedia o cara, reservándose la más barata para las horas de sueño.

“Hay muchas personas que las cambian a la comercial y pierden el bono social”, alertan desde esta oficina estradense. Entienden que este tipo de contratos no deberían poder cambiarse por teléfono y recomiendan a los consumidores que escuchen las ofertas, realicen todas las preguntas que quieran y que luego se tomen un tiempo de reflexión, sin cambiar de compañía en el momento de recibir una llamada telefónica.

Por el momento, los concellos no están recibiendo consultas sobre esta cuestión, si bien están dispuestos a informar a los interesados de temáticas como el bono social eléctrico. Quienes sí están recibiendo llamadas de los consumidores son operadoras libres como la trasdezana Hidroeléctrica de Silleda, con unos 6.000 clientes de Silleda, Bandeira, A Estrada, Lalín y Forcarei: “La gente está informándose; todo el mundo está preocupado por el tema. Estamos teniendo llamadas y los usuarios lo que quieren es adaptarse a los nuevos horarios”, indican.

Por otro lado, desde Consumo se apunta la dificultad para compatibilizar el uso de determinados electrodomésticos a altas horas de la noche con la normativa en materia de ruidos. “Las posibles multas pueden llegar a los 3.000 euros. ¿Quién los va a pagar?”, cuestionan.

“El mes pasado, con la misma actividad, me subió la factura 200 euros. Así, sin pestañear”

En la explotación ganadera Conde da Xesteira (A Estrada) se ordeña a las ocho de la mañana y a las ocho de la tarde. El proceso dura cerca de tres horas. Todas ellas corresponderían con el período en el que la luz saldría más cara. Su responsable, Jesús Conde, apunta que su suministro eléctrico depende de una comercializadora con régimen abierto. Sin embargo, añade que no dispone de una tarifa plana, por entender que hasta ahora le encarecía el recibo anual. “Está siendo fastidiado. El mes pasado nos subió la factura 200 euros, con la misma actividad. Así, sin pestañear. Pasamos de pagar unos 480 euros a casi 700”, indicó. Este ganadero estradense asegura que el gasto energético de su explotación es el mismo y, sin embargo, la factura ha venido subiéndole entre un 25 y un 30%. “Hicimos dos planes de ahorro energético porque pagábamos en torno a 1.000 euros todos los meses. Para nosotros fue una maravilla, pero ahora vuelve a subir”, indica. No solo las ordeñadoras tiran de la corriente para extraer la leche a estas cien vacas, sino que los tanques de la leche tienen que estar funcionando y también los calentadores. “En casa lo tenemos todo eléctrico”, añade. Jesús Conde hizo todo lo que estaba en su mano para reducir la factura: desde instalar paneles solares o dispositivos que le permiten aprovechar el calor de la leche para calentar el agua. “Para determinadas tareas de lavado necesitamos el agua a 60 grados y no es lo mismo partir de 13 que de los 45 que logramos con este sistema”, indica. Asume que estos proyectos de ahorro energético supusieron una inversión pero está convencido de que “fue el dinero mejor invertido”. Estima que, si no fuese así, estaría pagando unos 1.700 euros de luz. “El Gobierno tiene la llave para regularlo de alguna forma. Por los datos que tengo, el 41% del precio son impuestos”, advierte.

Tareas cotidianas que pasan a ser actividades “de lujo”

El Partido Popular presentará mociones en los concellos de la provincia de Pontevedra y en la Diputación para instar al Gobierno Central a bajar el precio de la luz, actuando sobre determinados impuestos y costes regulatorios. “Esta transición energética improvisada y desordenada del Gobierno está teniendo consecuencias muy negativas para toda la provincia”, apuntó el portavoz del grupo provincial, Jorge Cubela. Señala que las familias “ven como está incrementando la factura eléctrica mientras la única recomendación que se les hace es poner la lavadora a las doce de la noche”. El también alcalde de Cerdedo-Cotobade puso el acento en que esta problemática afecta también los autónomos, “que con las nuevas tarifas por horas son uno de los colectivos más perjudicados, pues los tramos más caros coinciden con sus establecimientos abiertos”. El PP considera desproporcionado el aumento del precio de la electricidad y señala que esta semana volvió a registrar “subidas históricas y sitúa al mes de junio como el más caro desde que hay registros”. “Está arrojando a cientos de familias a la pobreza energética y convirtiendo las tareas cotidianas y necesarias en actividades de lujo”.

Una factura con una buena parte de impuestos

Por su parte, el BNG llevará a cabo en los meses de junio y julio una campaña de recogidas de firmas en los concellos de las comarcas “contra la abusiva subida de la factura de la luz, que incrementará los beneficios de las eléctricas y la recaudación del Estado por el IVA a coste e empobrecer a la ciudadanía en general y a las Pymes en particular”, señalan. Incide el Bloque que un bien de primera necesidad como la energía eléctrica se vincula a una factura en la que “buena parte corresponde al pago de impuestos”. Es por ello que demanda que su fiscalidad baje del actual 21% al 4%.

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