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Quédate conmigo

El abandono animal suele aumentar durante los meses de verano. | // BERNABÉ/JAVIER LALÍN

Tener una mascota es una de las experiencias más enriquecedoras. Ver como un par de ojos oscuros, de hocico humedecido, te miran con devoción para luego quedarse dormidos en tu regazo. O como los bigotes de tu gato te hacen cosquillas mientras ronronea a tu lado. Son pequeños momentos del día a día, casi imperceptibles, que son capaces de aliviar el estrés de la rutina y de hacerte sonreír en los momentos más oscuros. Fueron muchas las personas que durante el confinamiento estricto acusaron la falta de mascota y se lanzaron a adoptar, especialmente perros de pequeño tamaño. Sin embargo, con la llegada del verano las protectoras dan la voz de alarma. Empieza a repuntar el número de abandonos. Otra vez no, por favor.

“Después del confinamiento notamos un incremento en la demanda de perros. Y también es cierto que con la llegada del verano pasa lo de todos los años: comienzan a aparecer animales abandonados”, explica la presidenta de la Asociación Palleiráns de A Estrada, Rocío González. Su voz suena resignada, a sabiendas de que los meses de verano el trabajo se acumula y aumenta el número de perros que deambulan por las calles. “Son los regalos de Navidad. Han crecido y las familias no los quieren”, asevera la presidenta.

La irresponsabilidad

Pero la irresponsabilidad de la ciudadanía traspasa fronteras. Según cuenta González, conocen varios casos de perros abandonados en los que, pese a haber encontrado al dueño, este decide desentenderse del animal. “Primero dicen que es suyo y días después se retractan. Es una pena, pero casos como esos hay muchos”, asegura Rocío. Quien, además, es tajante. “Soluciones hay muchas. Si tu perro se escapa, cierra la finca. Si no obedece, busca un entrenador. Es lo que hay. Quien quiera tener una mascota debe saber que implica una serie de responsabilidades y gastos”, recalca desde Palleiráns. Y es que un perro no es un juguete. Todo lo contrario: es la bondad hecha animal.

Pero los canes no son los únicos que sufren el abandono en primera persona. “Lo de los gatos es otro asunto. Si no se castran, pasa lo que pasa”, dice Rocío. Es decir, el número de gatos callejeros incrementa de forma desorbitada y las asociaciones y protectoras se ven desbordadas a la hora de echar una mano. De hecho, durante la conversación telefónica con Rocío, ella ve algo que nadie querría ver: un gato atropellado. Detiene durante unos segundos la conversación para recoger el cuerpo sin vida del pobre animal. “Qué tristeza... Si las cosas se hiciesen como se tienen que hacer, esto no pasaría”, Rocío vuelve a incidir sobre la necesidad de castrar a las gatas para evitar un incremento abusivo de las camadas en verano.

Seis gatos en adopción

En estos momentos, Palleiráns tiene seis gatos en adopción. Son pequeños y en las fotos se refleja una mirada limpia, sincera, que pide ayuda. Parece que desde el otro lado de la pantalla suplican: “Quédate conmigo”. Esos pequeños gatos –y perros por extensión– solo buscan un hogar. Pero no a cualquier precio. Uno en el que la llegada del verano no sea sinónimo de abandono. Uno en el que el cariño, y la entrega sean bidireccionales. Y es que ellos, con sus cortas piernas peludas, jamás de abandonarían a ti.

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