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Un punto... suspensivo

Basura en el entorno que comparten el punto limpio de Penerada y el abandonado matadero comarcal. Bernabé/Javier Lalín

Benvido ao punto limpo. Cada residuo, ao seu colector. ¿Es una broma? El pobre cartel, que también tiene lo suyo, solo cumple con su función, pero su mensaje resulta casi irritante para quien contempla la estampa que ofrece el entorno de esta infraestructura medioambiental. El que más y el que menos trata de hacer el esfuerzo de tener hasta cuatro colectores distintos en un piso de 100 metros cuadrados –eso con suerte– para tirar separadamente el plástico, el vidrio, el papel y la basura orgánica. Lo que no puede arrojarse en ninguno de ellos, o tiene unas características especiales, ha de llevarse hasta el punto limpio de Penerada. A medida que se recorta la distancia a este recinto, la indignación va en aumento. Primero se dirige a quienes tiran la basura por doquier, después hacia quienes tienen la obligación de mantener las infraestructuras municipales en perfecto estado de revista y predicar con el ejemplo.

Colchones y otra basura depositada junto al abandonado matadero, a escasos metros del punto limpio estradense. Bernabé/Javier Lalín

Es una guarrada. No puede calificarse de otro modo. El punto limpio de A Estrada ocupa un entorno en el que se enclavan esta instalación y, justo enfrente, el abandonado matadero comarcal. De puertas para dentro, la instalación ambiental mantiene el decoro, pero su entorno le saca los colores.

Una rueda de tractor y una cuna tiradas. Bernabé/Javier Lalín

Todo lo que rodea al matadero es basura. Algunos, quizás por acudir en un día en el que el punto limpio está cerrado, han tirado la toalla y arrojado todo tipo de residuos a las puertas de sus dependencias vecinas, desde ruedas de tractor a cunas de bebé, pasando por una amplia colección de colchones, cajas o sillas para niños pequeños. A ello se suma toda la basura de menor tamaño que va perfilando el camino hasta llegar al punto limpio, asediado por la maleza.

La maleza hace la competencia a toda la porquería existente en la zona. Bernabé/Javier Lalín

Las zarzas y las malas hierbas le hacen la competencia a la basura para pintar de abandono todo el conjunto, ofreciendo una imagen de dos instalaciones municipales completamente descuidada. Por ser suaves. Cierto es que los principales culpables son quienes, haciendo gala de su incivismo, realizan estos depósitos, pero el ciudadano que hace el esfuerzo de separar con responsabilidad su basura se siente casi defraudado viendo cómo se permite que el enemigo llegue a las puertas del cuartel general.

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