La Estación Fitopatolóxica Areeiro alerta de la subida de registros de actividad de las orugas hibernantes de la polilla del boj (Cydalima perspectalis) y de la importancia de hacer más intensiva la vigilancia o incluso iniciar el tratamiento para hacer frente a su expansión. Esta plaga, originaria del este de Asia, constituye ya una grave amenaza para los jardines históricos y tradicionales y es la responsable de la pérdida de las formaciones naturales de boj en el Pirineo catalán y en el centro de Europa.

A pesar de las frías temperaturas de estas noches, las orugas hibernantes de la polilla del boj están retomando su actividad y se prevé que en los próximos días aumenten sus registros. De este modo, desde Areeiro recomiendan incrementar la vigilancia de los setos y árboles, eliminar los brotes afectados e incluso aplicar tratamiento ya en las comarcas más cálidas para hacer frente a esta plaga que, bajo condiciones favorables, puede ser explosiva. Las orugas presentan una elevada voracidad, provocando la defoliación en pocos días de los bojes, que quedan prácticamente desnudos, lo que compromete su vitalidad. Por estos motivos, durante la primavera, desde la estación dependiente de la Diputación de Pontevedra aconsejan efectuar un seguimiento periódico de las plantas para actuar a tiempo y reducir la grave amenaza que supone esta especie invasora.

Pazo de Oca

El boj es una planta empleada ampliamente en los jardines de toda la provincia pontevedresa, formando parte del patrimonio histórico. Es una leñosa propia de los pazos, donde suelen configurar trazados geométricos o laberínticos que constituyen verdaderas obras de arte. De hecho, Emilia Pardo Bazán hacía referencia en sus escritos a los bojes en el marco de los jardines de estas casonas gallegas y hoy siguen siendo parte del atractivo y también reclamo turístico en lugares como el Pazo de Oca, en A Estrada, o el Parque de Castrelos, en Vigo.