Se llamaba Rubia, pero no era una vaca rubia cualquiera. Su peso y hechuras la asemejaban más a un buey. En vivo rondaba los 1.450 kilogramos –dicho de otro modo, prácticamente tonelada y media–, más del doble de lo que es habitual en las hembras de su raza, que puede llegar a los 700 kilos. Pero Rubia pulveriza esta cifra incluso en canal, pues alcanzó los 884 kilos tras ser sacrificada ayer en la firma especializada Frigoríficos Bandeira. Los machos de rubia gallega suelen sobrepasar los 1.000 kilos de peso, si bien los ejemplares más descomunales han llegado a los 2.500.
“Es un animal extraordinario, único en el mundo, y su carne será excepcional”, describía Pepe Cochón el magnífico ejemplar llegado en la mañana de ayer a sus instalaciones. En una firma que acumula la experiencia de tres generaciones –desde su fundación en 1984–, están acostumbrados a manejar bueyes de grandes dimensiones, pero en esta ocasión es una vaca la que marcó la diferencia. Tanto es así que instauró un nuevo récord en el matadero, pues nunca antes se habían encontrado con una vaca de estas dimensiones. “En bueyes es frecuente que se alcance este tamaño, pero en vacas no es nada habitual”, afirman los responsables de la industria. Por eso, llegaron a considerarla “un ejemplar único de esta raza gallega en todo el mundo”.
Crianza natural en Cerceda
Rubia procedía de una casa de labranza situada en el concello coruñés de Cerceda, donde su dueña le dio a lo largo de su vida una nutrición a base de productos naturales y sin apenas transformación. Se alimentó a base de hierba verde y seca y maíz, con una media de 22 kilos de harina y maíz al día. Desde el matadero de A Bandeira no solo destacan las dimensiones del animal, sino también la calidad de la carne debido a la alimentación que ha tenido esta res.
En Frigoríficos Bandeira desconocían ayer el destino de una carne que, a buen seguro, será muy codiciada, como ya les sucedió con otros magnos ejemplares. De hecho, Carne de Bandeira es hoy sinónimo de “Carne Gallega de Alta Expresión”, como reza el propio lema del matadero trasdezano.
