Vox eligió ayer el centro de Galicia para despedir su campaña de las autonómicas y sus candidatos estuvieron arropados de algunos de los primeros espadas de la formación verde; entre ellos, su secretario general, Javier Ortega Smith, o su portavoz en el Congreso de los Diputados, Iván Espinosa de los Monteros.

El partido, que presenta como candidato a la presidencia de la Xunta al ferrolano Ricardo Morado convocó a algo más de 200 personas -sin apenas presencia de gente de la comarca-, con otras 70 custodiadas por la Guardia Civil, aunque el mitin -en la explanada del auditorio- se desarrolló sin incidentes. De un lado banderas y pulseras con la bandera de España y de otro, enseñas LGTBI, nacionalistas gallegas o de la Serea de Sálvora. Los gritos de viva España fueron respondidos con consignas como Castelao non se toca", Non pasarán o fóra fascistas da Galiza. Algunos de los que integraban la protesta contra Vox iban provistos de sulfatadoras y escenificaban una desinfección del espacio público. Tampoco faltó la megafonía, de la que salían rebuznos enlatados.

Por el escenario pasaron los cabezas de lista por las cuatro provincias, que reivindicaron las urgencias de Galicia. Pero el público, sobre todo, aguardaba arengas de Espinosa y de Ortega. "Buenos días, es la primera vez en semanas que os levantáis a las ocho de la tarde", espetó Espinosa a los que trataban de boicotear el acto. Achacó la crisis de Alcoa a las políticas ecologistas y apeló a la condición de los gallegos como gente trabajadora.

Si Espinosa preguntó a los presentes si España estaba mejor antes, con el gobierno del PP, que ahora, Ortega centró sus críticas en el candidato popular Alberto Núñez Feijóo, al que acusó de ocultar las siglas de su partido, o aplicar políticas de izquierdas que ni serían secundadas por PSOE o BNG. Con un auditorio entregado, el acto remató con el himno de España, en una plaza, semivacía para una cita de la dimensión de un cierre de campaña.