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Una firma fundada por una pareja predestinada desde la cuna que hizo virtud de la necesidad

Emilio Iglesias y Marisa Duro.

Los actuales propietarios de Emilio Iglesias son la segunda generación de la empresa, que fundó una pareja que parecía predestinada desde la cuna a su unión y que hizo de la necesidad virtud. Son Emilio Iglesias, quien dio nombre a la empresa, y Marisa Duro. Ambos nacieron el 29 de noviembre de 1943 en la parroquia cruceña de Toiriz? con apenas unas horas de separación y asistidos por la misma comadrona, que bromeó al ayudar a venir al mundo a Marisa con que acababa de nacer la mujer de Emilio.

Así fue. De niños fueron muy amigos. Durante la mili, Emilio le escribió a Marisa y se hicieron novios, casándose a finales de los sesenta. Emilio cortaba pinos en el monte con su familia y ella había aprendido a calcetar con Montoto en Lalín. Trabajaría luego en una fábrica de punto de Vigo y, ya de regreso a Cruces, comenzó a hacer prendas de punto por encargo, a la medida. Un bajón en el volumen de negocio del sector de la madera llevó a Emilio a "darle a las agujas". Se le dio bien, le vio futuro y alquilaron un local en Cruces, "por 1.000 pesetas" y con derecho a cocina. Ahí empezaron su negocio de fabricación de ropa de punto, que mantuvieron durante 15 años. Abrieron su primera tienda en Ourense, a finales de los 80. Tenían máquinas de confección para elaborar sus prendas y hasta 500 personas llegaron a vivir de la empresa. Pero, con la globalización, recordaba ayer con nostalgia su hijo Javier fabricar ya no era rentable. El público demandaba producto más barato y el coste de la mano de obra era inasumible. Tuvieron que dejar entonces la confección. Fue "una desgracia que se destruyera el tejido productivo de este país", señalaba ayer Javier. Algo que el coronavirus ha dejado de relieve en las últimas semanas.

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