"Se lleva de otra manera. ¿Tú sabes lo que es poder abrir la puerta, salir y que te dé el aire? No es lo mismo que estar encerrado entre cuatro paredes". Lo dice una vecina de A Estrada que ha escogido quedarse en la parroquia en la que nació para formar una familia. Son muchas las veces que las estadísticas que reflejan como la inmensa mayoría de las feligresías de Tabeirós-Terra de Montes y Deza pierden vecinos. Sin embargo, en una situación sin precedentes que obliga a estar recluido en casa, nunca como ahora se deseó vivir en ese rural que pierde habitantes a pasos agigantados.

La vida en las aldeas no ha cambiado tanto con las medidas del estado de alarma decretado por la crisis sanitaria del coronavirus. En un día festivo como el de ayer, algunas familias pudieron extender el mantel al aire libre, sentándose a la mesa en sus porches y cenadores, como si estuviesen celebrado en el Día del Padre en la terraza de algún restaurante.

"Te distraes, cortas la hierba y aprovechas para hacer cosas. Dentro de tu cerrado, tú puedes trabajar; no podemos desplazarnos a otros terrenos que tenemos, pero junto a casa sí", comenta una estradense.

Otra vecina explica que, por la mañana los niños están entretenidos con los quehaceres que les propone, vía telemática, el colegio. "Pero después lo pasan bien, porque andan por fuera, todos tienen una bicicleta o un patinete", indica.

Desde el rural estradense se reconoce que circulan menos coches por las carreteras y que los vecinos realizan sus actividades en sus fincas, sin transitar por caminos ni carreteras. Sin embargo, alguno pudo incluso estrenar estos días la piscina o entretenerse poniendo la huerta o recogiendo otros frutos. También tender la ropa al sol se convierte en un lujo que desearía cualquiera que pase el día encerrado en un piso, en especial si no tiene balcón ni terraza. "Mi madre estuvo poniendo fresas y mis tíos cortando leña", comenta una vecina, si bien muchos reconocen que la población de mayor edad se queda más recluida en el interior de sus viviendas.

"El rural es maravilloso y creo que el coronavirus también llegará con más dificultad o, por lo menos, con menos potencia", dice una de estas afortunadas habitantes, para luego reconocer que, al no salir a trabajar, el tanque de su vehículo continúa lleno de combustible. Aunque con el privilegio de poder estar al aire libre, también es tiempo de cine en el rural. "Nunca tantas películas vi. Y con palomitas. Esto me va a traer varios kilos", bromea una vecina de A Estrada, antes de encaminase a recoger la colada que, como ella, ayer pudo disfrutar del sol.