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Dos zapateros se encargan de mantener vivo este gremio en el pueblo estradense

Santiago Puente, de la Zapatería Alfonso, arreglando un par de zapatos. // Bernabé/ Cris M.V.

Después de la jubilación de Manuel Louzao Rey, son dos los zapateros que se mantienen en el pueblo de A Estrada. Zapatería Alfonso e Iglefer prosiguen en su oficio como los últimos zapateros que quedan actualmente.

Santiago Puente Isla, hijo del antiguo propietario de la zapatería Alfonso, Alfonso Puente Pazos, mantiene el legado de su padre. Al igual que Manuel Louzao, Puente también nota que la situación de los zapateros no es la mejor. La gran mayoría de la gente actual no se compra unos zapatos caros de zapatería. Esto se debe o está motivado por la larga crisis y los recortes que muchas familias tuvieron que hacer, o por la gran variedad de tiendas y puestos que ofrecen un calzado mucho más barato. Cuando este calzado se estropea, no se arregla, simplemente se tira y se compra un par nuevo.

Entre los dos zapateros de la villa de A Estrada hay algunos acuerdos sobre los precios para que no haya una diferencia grande."Como este es un trabajo manual pues cada uno puede poner el precio que cree conveniente o acorde, pero en estas situaciones siempre se establecen acuerdos y así no se tienen problemas", señala el propietario de la zapatería Alfonso.

Por otro lado, una de las ventajas que encuentran en este oficio es que "al ser autónomo tú mismo te organizas y haces los cambios convenientes para mantener el negocio", señala Santiago Puente. Además, "te da tiempo para estar en casa y pasar algún momento con la familia y con los hijos, que es bastante complicado con muchos trabajos de ahora", añade el zapatero estradense.

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