El Cisne vio ayer como se les escapaba otra final en su lucha por evitar el descenso, objetivo que con cada derrota está todavía más difícil. Los de Jabato no fueron capaces de mantenerse en el partido ante un fuerte rival, el Logroño, que les venció claramente (21-33). La derrota llegó después de haber hecho una meritoria primera mitad en la que tutearon a un equipo que sigue vivo en la lucha por la tercera plaza de la liga.

Y buena parte culpa de que el Cisne no lograra mantener la tensión que sí tuvo durante el inicio de la primera mitad fue del guardameta visitante, Rangel, quien hizo un encuentro soberbio en el que logró detener cuatro penaltis a distintos lanzadores.

Fue una primera mitad en la que el Cisne llegó incluso a ponerse por delante, gracias también a las intervenciones de un gran Villamarín, que atajó varios ataques claros de los riojanos. Pero este duelo entre guardametas lo acabó ganando el brasileño. En el momento clave del partido, con un 8 a 6, Rangel siguió parando balones desde los siete metros, mientras Casado y Moreira y Dorado lograban derribar al fin el muro levantado por Villamarín.

Fue al final de la primera mitad cuando el Logroño comenzó a encarrilar el partido y se fue al descanso con tres de ventaja. A partir de ahí, tras la reanudación, los locales lograron mantener distancias hasta que finalmente un parcial de 1 a 6 para los riojanos acabó por romper el partido, mientras que los jugadores del Cisne continuaban estrellándose contra el portero Rangel que fue, sin duda, el más destacado del partido.

Con el encuentro ya decidido, el Cisne comenzó a mirar ya hacia el compromiso vital del próximo miércoles cuando recibirá en el pabellón municipal a un rival directo como es el Frigoríficos.