El Pontevedra no pudo traerse nada positivo de su visita a tierras leonesas. Los de Luismi Areda sucumbieron ante una Cultural llena de recursos que dio un vuelco al decorado tras la entrada de Zelu al campo en el minuto 46. La reacción de los pontevedreses llegó muy tarde con la reaparición de Álex Fernández, que marcó para celebrarlo un auténtico golazo, aunque no sirvió ya de mucho.

Salió con dotes de mando la Cultural tratando de agradar a la parroquia local en un Reino de León que presentaba unas magníficas condiciones pese a las nevadas caídas en los últimos días. Así fue como la primera ocasión llegó para los de José Manuel Aira en un remate desde la frontal de Sergio Marcos que no encontró portería.

Comenzaron los dos equipos muy fríos, demasiado estáticos influenciados por la gélida tarde de la capital leonesa. El Pontevedra planteó un esquema con un único punta, centrales muy intensos, laterales presionando y muchos futbolistas en la medular. Una tela de araña que conseguía que la Cultural Leonesa no jugase fácil ni fluido, excepto cuando Sergio Marcos entraba en contacto con la pelota. El medio centro local encontraba pases y huecos donde nadie los veía gracias a su habilidad y recursos técnicos. Pero la siguiente oportunidad clara del encuentro era para el Pontevedra, y llegaba con un remate de Berrocal, también desde la frontal pero que se marchó desviado.

Cambió de iniciativa la Cultural cargando el juego por la banda derecha con constantes superioridades bien abortadas por David Castro. Aún así volvía a tener una buena ocasión el equipo local en una falta directa que Hugo Rodríguez estrelló contra la barrera.

Sin embargo, era un goteo de llegadas sin mayor peligro hasta los instantes finales de la primera mitad, fue ahí cuando los dos equipos se animaron y decidieron buscar el gol, cada uno con su estilo y recursos. Primero la tuvo el Pontevedra en la, tal vez, oportunidad más clara de la primera parte: un robo de balón sobre un despistado Saúl que Arruabarrena y Romay sirvieron en bandeja a Pedro Vázquez. Pero el 10 tardó en exceso y repelió Bernal. Acto seguido contestaba Yeray con un remate fuera del área que se escapaba cerca del poste derecho. Justo antes del pitido final lo volvían a intentar los granates tras un nuevo robo sobre salida de balón de la Cultural. La robó Álex González, sirviendo la pelota sobre la llegada de Arruabarrena por el lado izquierdo, que no fue capaz de rematar con claridad cuando ya se cantaba el gol en la grada que ocupaban los seguidores del Pontevedra.

La vuelta de vestuarios trajo la peor noticia para los intereses de los de Luismi. La entrada de Zelu al campo dio a la Cultural el desborde y acierto que había faltado en las filas blanquillas hasta ese momento. Tardó muy poco el equipo de Aira en plasmar sobre el marcador lo que se veía en el césped desde el minuto 46. Una jugada de Saúl por banda derecha con doble error defensivo del Pontevedra sirvió para que Aridane pusiese a prueba su olfato goleador. Tanto al primer toque del punta canario tras continuar la jugada de Jorge Ortiz.

El gol desató por completo a la Cultural. El equipo de Luismi quedó a merced de los culturalistas durante buena parte del segundo tiempo, sobre todo porque Sergio Marcos decidió coger la batuta y demostrar que es un futbolista de categoría superior. El medio centro local tocó, mandó, templó y encontró todos los huecos para sus compañeros.

Una arrancada de Saúl por banda derecha tras pase filtrado de Sergio Marcos le llegaba otra vez a Aridane dentro del área. No perdonaba el tanque canario y marcaba el 2-0 dejando el choque visto para sentencia. A partir de ahí la Cultural cedió balón, espacios e iniciativa a un Pontevedra que no tenía muy claras las ideas. Introdujo en el campo Luismi a Mouriño y Javi Pazos para tratar de ganar verticalidad y físico ante una Cultural muy cómoda. Sin embargo, el choque languidecía ante la falta de juego y de ocasiones. Los locales controlaban el ritmo con morfina aunque al final Álex Fernández, que reaparecía en los terrenos de juego tras mucho tiempo, conseguía reducir diferencias en el 87 con un disparo desde 30 metros.