El Pontevedra logró salvar un punto ante el Valladolid B en un partido muy gris, en el que ninguno de los dos equipos llegó a exponer lo suficiente como para merecer la victoria, a pesar de que el cuadro granate se volcó al ataque en los últimos minutos en busca de los tres puntos, pero el reparto final se antoja justo.

Esos últimos diez minutos de partido fueron los mejores del Pontevedra que, sin contar el penalti con el que logró la igualada, no tiró entre los tres palos hasta el minuto 93. Fue un encuentro que se puso cuesta arriba para los locales al filo del descanso, pero en la segunda mitad, y más a base de casta y corazón que de orden y buen juego, lograron poner las tablas en el marcador.

Luismi apostó por un sistema con tres centrales y dos carrileros que no funcionó como esperaba, más bien todo lo contrario. La distancia entre líneas se hizo cada vez mayor a medida que pasaban los minutos y el equipo se partió en dos muy pronto, con lo que los futbolistas se olvidaron de la famosa seña de identidad de la posesión de balón y optaron por envíos en largo que surtieron un efecto casi nulo. Y eso que el Pontevedra empezó muy activo en ataque, con Romay dejando buenos detalles en el último cuarto de campo.

Álex González lo intentó desde la izquierda, recortando a su marcador y sacando un centro a media altura que despejó Salisu cuando Arruabarrena ya estaba con la pierna armada para rematar en el segundo palo.

La ocasión más clara llegó en el minuto 8, con un pase interior de Romay a Pedro Vázquez, pero su remate lo taponó la defensa y la jugada acabó en falta favorable a los visitantes.

A partir de ahí, el partido se puso cómodo para el Valladolid B, jugándose en el centro del campo, sin trabajo para los porteros y con muchas imprecisiones cuando los futbolistas se acercaban a las áreas contrarias. El cuadro visitante se hizo con la pelota y dominó sin peligro. Después de un intento de Álex González por la izquierda, que sacó un centro demasiado cerrado que se fue rozando el palo, el filial blanquivioleta dio el primer aviso serio: Corral subió al ataque, recibió en banda izquierda, se fue de Nacho y centró raso al corazón del área, donde remató de primeras Zalazar, pero Álex González rechazó la pelota yéndose al suelo.

El dominio visitante se convirtió en ventaja al filo del descanso. Una pared entre Zalazar y Pablo en el pico del área acabó con este último sacado un disparo que rebotó en la defensa lo suficiente para despistar a Edu, que no tuvo capacidad de reacción para evitar que el balón se colase en su portería.

Ligera mejoría

Con ese tanto psicológico se fueron al descanso ambos equipos. Cuando todo el mundo esperaba un cambio de sistema por parte de Luismi tras el paso por vestuarios, el técnico granate continuó apostando por el mismo 3-4-2-1 que tan mal le había funcionado en el primer tiempo.

Así, en el minuto 48 avisó el Valladolid B, con una asistencia de Dani Pedrosa que dejó pasar Zalazar y que remató fuera Kike.

El encuentro discurrió con un cuadro granate que intentaba llevar la iniciativa y con el Valladolid esperando para sentenciar a la contra. Así, la primera ocasión clara llegó en el minuto 55, con un centro de Romay que Arruabarrena remató como pudo con el pecho y se fue alta.

El conjunto visitante avisó diez minutos después por medio de Pedrosa. El delantero recibió en el área prácticamente libre de marca y sacó un potente disparo raso que Edu, con una buena mano, logró enviar a córner.

A 20 minutos del final Luismi apostó por introducir a Javi Pazos como segundo delantero. Casi en su primera ocasión en el área, el "nueve" de Marín fue derribado por Mario y el árbitro señaló penalti sin dudar. Él mismo lo convirtió para hacer el 1-1.

Con corazón se fue el Pontevedra a por el partido, arriesgando contra un Valladolid B al que le valía el empate pero que esperaba su ocasión a la contra.

Fue entonces cuando llegó el primer disparo entre los tres palos de los granates. Corría el minuto 93 cuando Mouriño sacaba un chut muy lejano que desvió el portero no sin problemas. El propio Samu rechazaría después otro remate de Álex González tras el que murió el partido.