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Manu Barros: "Creía que me quedaría aquí para siempre"

Tras cinco años, el chico de la casa se va de su hogar - El Celta B es su destino

Manu Barro, agachado, trabajando con Álex Fernández. // R.Vázquez

Triste pero sin intención de ajustar cuentas. Él, que siempre ha cruzado líneas, que pasó de animar en la grada a sanar en los banquillos, que dejó de vendarse la muñecas en taekwondo para vendar las piernas de futbolistas, deja ahora el club granate. En el Pontevedra aprendió todo y su sustituto, Miguel Arcos, de su misma edad y perfil, todavía aprenderá de él, que le asistirá externamente en la transición. Pero era el momento de marcharse, dice, de rebasar otra línea, de responder a su sana ambición e instalarse en otro lugar. Joven (Pontevedra, 1990), tiene tiempo para volver y lo hará con sus proyecos bajo el brazo, señala, cuando llegue el momento.

- ¿Por qué se va? ¿Qué le falta?

- Yo llegué hace cinco años al Pontevedra. Estuve dos años en el B y di el salto al primer equipo. Digamos que cada año fui creciendo un poco, con un poco más de responsabilidad. En los últimos años quería darle un poco más de calidad a los servicios médicos del club. Ofrecí un par de proyectos que no han llegado a tomar forma y ahora mismo no veo cómo puedo crecer más aquí. Tenía cierta ambición para este año. Propuse montar una clínica, cambiar alguna tarde por trabajar por las mañanas en lesionados graves? Lo que me falta es ilusión por crecer en el Pontevedra. No me sentía muy arropado por el club. Me faltó el apoyo de decir: "este chaval está proponiendo cosas nuevas"; pero no les puedo reprochar nada porque fueron quienes me dieron la oportunidad de crecer y darme a conocer.

- ¿Se va triste?

- Me voy triste porque quería crecer aquí. Pensé que me iba a quedar para siempre. No soy capaz de renunciar a montar un servicio mejor y ahora no se puede, ya sea porque estamos en Segunda B y no es posible económicamente o porque no es el momento. Pero sí, me da pena porque soy granate, fui socio y me hubiese gustado terminar mi carrera aquí. Pero bueno, lo que decía la presidenta ayer, soy de aquí y voy a seguir ayudando de forma externa al chico que viene en mi luegar.

- Algunas le habían puesto el sello de "alma del vestuario"

- Bueno, desde pequeño he tenido fama de "personaje". Soy bastante abierto cuando supero la timidez inicial y sé encajar y devolver las bromas. Por ejemplo, el año que ascendimos. Luis (Luisito) parece un tío muy duro, pero te echa una mano cuando lo necesitas y es una persona con la que se puede bromear. El año del ascenso le imité en una cena y fui jugador a jugador insultándolos y utilizando los motes que él les ponía. En fin, me gusta hacer bromas y me dejo hacer, pero el alma? El alma es el míster, que también es muy gracioso

- ¿Se han despedido muchos de usted? ¿Qué le han dicho?

- La primera en saberlo fue la presidenta, que para mí ha sido la figura más importante en el club y la persona a la que tengo que agradecerle todo. Le dije lo que me pasaba y al principio me echó una buena bronca porque le fastidiaba que me fuera. Después de unos días volvimos a hablar y ella entendió que lo que tenía (la oferta del Celta) era una buena oportunidad. Nos despedimos bien y quedamos en que seguiré ayudando al club. Me sorprendieron tantas llamadas de futbolistas, porque creo que me han llamado jugadores de cada una de las temporadas que he estado aquí y eso me hizo ver que era muy querido.

- Han sido cinco años, ¿qué ha aprendido y qué consejo le daría a su "yo" de hace un lustro?

- Que trabajase como lo hizo. Se lo tengo que agradecer todo al fútbol. Cuando llegué no tenía ni idea de este deporte. Sabía de fisioterapia, pero en este tiempo de lo que más he aprendido es de fútbol. Aprendí a saber cómo funciona desde dentro. Está muy idealizado y aquí he visto que también hay momentos duros. Los viajes, tener el móvil siempre operativo y estar disponible? He aprendido mucho, a ser fisioterapeuta y enfermero y un poco psicólogo y a saber escuchar, porque a veces las lesiones no se curan con las manos sino escuchando. A mí el Pontevedra me ha cambiado para bien.

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