El fútbol no conoce de fronteras ni distancias. El cariño y sentimiento por unos colores a veces se escapa de cualquier entendimiento para convertirse en algo primario, lejos de razonamientos y solo guiado por sensaciones de pertenencia a un grupo que hasta entonces no sabías que era el tuyo.

Esto es lo que le ocurrió a un joven mexicano residente en el estado de Chihuahua, al norte del país, haciendo frontera con los Estados Unidos. Jorge López consiguió hace tres años una beca de estudios para cursar su carrera en Berlín, Alemania, y hasta entonces permanecía ajeno a cualquier cosa que pudiera tener que ver con Pontevedra, su club de fútbol o su ciudad.

En su camino se cruzó un joven pontevedrés de ascendencia irlandesa, Kevin Phillips, y los dos estudiantes se convirtieron en colegas de correrías en la gran experiencia vital que son las becas de estudio en el extranjero. Pero Berlín significó algo más que un año de estudios en una de las ciudades más importantes de Europa para Jorge López, fue el año en el que el Pontevedra Club de Fútbol se cruzó en su camino.

A través de las palabras de su amigo Kevin, este joven mexicano hincha del Chivas de Guadalajara fue poco a poco entendiendo el sentimiento de pertenencia al equipo lerezano, empapándose de las historias del club y del sufrimiento de una afición que por aquel entonces sufría viendo a su equipo en Tercera División. El cariño por el club de Pasarón se fue poco a poco acrecentando.

La sintonía con Pontevedra y su grada ya fue total cuando Jorge vio por primera vez las vídeos y las fotos del Fondo Norte de Pasarón en las grandes citas. Fue ahí cuando se dio cuenta de que él era una granate más y de que, tardo o temprano, tendría que ser también uno más en esa grada del estadio Pontevedrés para una fecha señalada.

La casualidad ha querido que ese partido le llegase al bueno de Jorge López el pasado fin de semana. El joven mexicano emprendió hace unos días una nueva etapa en su vida que le llevó a escoger Madrid como punto de partida en el que comenzar a vivir una nueva experiencia vital.

Tan solo un día después de su llegada a Madrid se enteró de que el Pontevedra, aquel equipo del que le habían hablado tres años antes en Berlín, disputaba un partido de play off de ascenso el sábado y no lo dudó. Buscó en internet la mejor forma de llegar a la Ciudad del Lérez y acudió al estadio de su nuevo equipo por primera vez en su vida para ser por fin uno más en una grada Norte que contra el Murcia colgó el "no hay billetes". Como no podía ser de otra forma, su amigo Kevin Phillips estuvo ahí para acompañarle.