El juzgado de Sanxenxo fue ayer el escenario del juicio por la demanda presentada por el expresidente del Pontevedra, Mauricio Rodríguez, contra ocho aficionados al final del encuentro disputado el pasado 5 de mayo en el campo de San Pedro de Vilalonga, entre el equipo local y los granates.

El juicio quedó visto para sentencia tras la sesión oral celebrada en dicho juzgado en el que comparecieron, además de los protagonistas, tres personas como testigos del exdirigente. La denuncia fue presentada por una presunta amenaza de varias personas a Mauricio Rodríguez y sus acompañantes cuando trataban de abandonar una zona de aparcamiento cercana al campo.

El dirigente, que ratificó su primera declaración, manifestó que había sufrido insultos y amenazas por parte de los seguidores pontevedreses, que rodearon su vehículo golpeándolo en repetidas veces. En dicha declaración, el exdirigente también señaló que había realizado una llamada al 112 que relató ayer ante la jueza de la siguiente forma: "creo que no vamos a salir vivos de aquí, por favor manden a alguien".

Durante su comparecencia en el juzgado Mauricio Rodríguez no logró identificar a las personas acusadas como autores de la agresión, lo que motivó que su propio abogado retirara la acusación, aunque la mantuvo sobre los otro cuatro, a los que parece que identificó por medio de una fotografía que se había hecho en durante partido en el campo de San Pedro.

La acusación le pide para los cuatro demandados una condena de 600 euros, consistente en 30 euros por 20 días, por una falta por amenazas.

Todos los denunciados negaron que interviniesen en esas amenazas, aunque la mayoría de ellos reconoció que estaban en el campo, pero simplemente "pidiendo la dimisión del presidente por mala gestión al frente del Pontevedra, en ningún momento reconocieron haber golpeado el coche".

Los testigos de la parte demandante apoyaron la declaración de Mauricio Rodríguez, en especial, en el apartado en donde golpearon el automóvil, aunque uno de ellos sobre los posibles insultos se limitó a decir que no los había escuchado mucho al estar dentro del coche.

Por su parte, el tercer testigo, el conductor del autobús en el que viajaba el Pontevedra señaló que se encontraba aparcado justo detrás de donde sucedió el altercado. Reconoció a dos de los denunciados y aseguró que una aficionada estaba muy alterada durante el incidente, pero niega que hubiesen golpeado el coche, así como escuchado insultos y amenazas al encontrarse dentro del autobús.

Uno de los abogados de los acusados solicitó la libre absolución de los demandados, así como la imposición de costas para el demandante.