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áNGULO LARGO

Los límites de los sueños

Los jugadores del Cangas agradecen a sus aficionados el apoyo tras el partido de cuartos de final ante el Ademar León. Rfebm/J.L.Recio

Con los precios de la energía en máximos históricos y el coste de la cesta de la compra disparada como consecuencia de la guerra en Ucrania los sueños son uno de los escasos lujos a los que todavía puede acceder el común de los mortales. Soñar es gratis, o al menos eso reza un refrán que en el balonmano se aplica de un modo más condicionado, tal y como pudo verse en la Copa del Rey.

El Frigoríficos del Morrazo soñó a lo grande, como corresponde a un equipo cuyas permanencias en la Liga Asobal se celebran como títulos, como trofeos que engalanan sus vitrinas. Lo hizo para llegar a una fase final y luego para clasificarse por primera vez en su historia para unas semifinales, en lo que suponía convertirse en uno de los cuatro mejores equipos de la competición. El sueño llegó hasta ahí. Primero porque el Antequera, que tenía la atípica potestad de elegir eliminatoria y rival, optó por ir por la otra parte del cuadro y situar al Fútbol Club Barcelona como regalo envenenado en el hipotético camino de los cangueses hacia la final. Un privilegio, el del anfitrión, completamente reglamentario, aunque difícilmente justificable según criterios deportivos.

Pero también se truncó porque el club catalán salió indemne de la reclamación por alineación indebida del Anaitasuna, basada en que el Barça no había incluido a un mínimo de dos júniors en la convocatoria de 16. El Comité de Competición despachó la desestimación del recurso en apenas tres líneas, remitiendo a una reglamentación que recoge esta obligatoriedad para la Asobal (Artículo II A.7 de la Normativa y Reglamento de Balonmano) y que para la Copa apunta literalmente que “podrán participar todos los jugadores que tengan acreditación debidamente diligenciada en su categoría para la temporada 2021/2022 y en conformidad con lo recogido en el apartado II.A.7 de esta normativa” (Artículo II C.5). Lo que para un profano significa que la normativa es idéntica en Liga y Copa (y por eso se apunta al mismo artículo), para los expertos federativos es todo lo contrario.

En Pamplona renuncian a ir a Apelación y lamentan “una normativa susceptible de interpretación” y un “reglamento difuso”. Nadie quiere al poderoso Barcelona como enemigo, y menos en una batalla casi imposible de ganar a corto plazo y cuyo horizonte pasaba por el CSD o los tribunales de justicia.

De nada sirven los argumentos señalados desde Pamplona, apuntando que el técnico del Antequera había realizado una consulta –de modo informal– para conocer si debía incluir a dos júnior y se le contestó afirmativamente. Parecía complicado que el Barcelona pudiese recibir un segundo castigo por alineación indebida en la misma temporada. Las esperanzas de Cangas y Anaitasuna de disputar unas semifinales con aroma europeo –el campeón, o en su defecto, el subcampeón tenían plaza si no la lograban en Liga– se diluyeron en unas horas. Y es que a veces la capacidad de soñar también es limitada.

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