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Remo - Base

La cantera de Tirán puede contra un bateeiro de 77 toneladas

Exhibición de fuerza: unos remeros arrastran un barco de 77 toneladas en Moaña

Exhibición de fuerza: unos remeros arrastran un barco de 77 toneladas en Moaña. Gonzalo Núñez

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Exhibición de fuerza: unos remeros arrastran un barco de 77 toneladas en Moaña. Fran G. Sas

En los años 90, en el popular programa de televisión “¿Qué apostamos?”, la tripulación del Club de Remo de Orio asombró a toda España remolcando un barco mercante a golpe de remo. Ayer los canteranos de la Sociedade Deportiva Tirán recuperaron aquel espíritu y quisieron emular a la tripulación de uno de los clubes vascos más laureados de este deporte. Buscaron también agasajar a su público con una gesta similar, pese a su corta edad –entre 14 y 15 años– y a las inclemencias del tiempo, pues completaron la prueba al mediodía, con un viento bastante intenso y cuando la lluvia no paraba de caer sobre la comarca. Pese a todo, los jóvenes, de las plantillas masculina y femenina del club, lograron su objetivo.

Los jóvenes que completaron el reto entre aplausos desde el muelle. | GONZALO NÚÑEZ

En concreto consiguieron remolcar a lo largo de unos 300 metros de distancia el barco bateeiro “Fita Segundo”, que faena en los polígonos de bateas de la ría de Vigo. Se trata de una nave de acero con una eslora de 16,40 metros y para su arrastre se emplearon a los remeros y remeras de las embarcaciones cadete, e incluso a un infantil, patroneados por el entrenador de la cantera y remero de la primera plantilla Kevin González.

La tripulación mixta alza sus remos ante el barco bateeiro, tras completar la prueba prevista. | G.N.

Todo comenzó con un reto planteado por “El Siete” y “Mexillón de Moaña”. El club decidió entonces que un equipo mixto de cadetes se encargaría de remolcar el barco. “Se trata de darle protagonismo al trabajo que realizan los más jóvenes del club. Hace un par de semanas realizaron una prueba y lo hicieron sin problemas”, explicaba el presidente, José Manuel Lobera, antes del inicio del reto.

Cambiando la ruta inicial debido al mal tiempo, el bateeiro fondeó a la altura del muelle de pasajeros, mientras llegaba la trainera con los jóvenes. El proceso mediante el que engancharon una larga cuerda entre ambas embarcaciones coincidió con la salida del barco de transporte de ría y el oleaje que ello siempre genera.

Para emplear correctamente la fuerza de todos los remeros, se enganchó la cuerda en la popa de la trainera, pasándola por debajo de los remos de babor. El cabo además estaba salpicado de pesos, para evitar un efecto goma.

La prueba consistió en recorrer los 300 metros lineales que separan la dársena de pasajeros del muelle de trabajo de A Mosqueira. Desde este segundo espigón, varios familiares de los deportistas y seguidores animaban con gritos de “¡Vamos Tirán!” y aplaudían para imprimir fuerza a la tripulación. Pese a que inicialmente costó orientar la trainera y empezar a mover el bateeiro, finalmente la nave de acero empezó a verse arrastrada hasta su destino final. La escena atrajo a algún curioso que incluso se preguntaba por lo que ocurría, sin dar crédito a que unos niños estuviesen moviendo el baladro a golpe de remo. Desde el “Fita Segundo”, la tripulación hizo sonar las bocinas para atraer la atención de los moañeses sobre la gesta.

Usaron pesos en la cuerda para evitar un efecto goma. GONZALO NUÑEZ

Aunque el objetivo no era de entrenamiento, “sino festivo, para darle visibilidad a los canteranos y también a los mejilloneros, que siempre colaboran con el club”, lo cierto es que la tripulación demostró que la próxima temporada la falta de fuerzas no será un problema.

Una vez soltado el cabo, ya pegado el muelle de A Mosqueira, los remeros dieron la vuelta a la punta del espigón para regresar a la rampa de varada del club, en donde recibieron otro sonoro aplauso mientras cargaban con la trainera y le daban la vuelta para vaciar el agua.

“Nos salió la prueba bastante bien. Mejor de lo que pensábamos teniendo en cuenta el tiempo. Lo importante es que logramos el objetivo incluso con las condiciones que había”, explicaba a la llegada uno de los jóvenes de la tripulación.

La llegada a la rampa de varada del club. GONZALO NUÑEZ

Mientras los que ejecutaron la proeza buscaban la ducha para entrar en calor y disfrutar después de un pincho navideño conjunto en la nave del club, el patrón, Kevin González, explicaba que “la prueba en Baiona salió incluso mejor, con el mismo barco y moviéndose más rápido porque teníamos unas condiciones más favorables”. Considera que el “objetivo se cumplió”. González reconoce que los jóvenes acabaron cansados el reto “pero no es un cansancio cardiorrespiratorio, es más muscular, pero fue duro”.

Pese a esta gesta no hay respiro navideño para los cadetes de la SD Tirán. “Estos días seguimos entrenando. No podemos parar porque a mediados de febrero deberá empezar ya la liga de bateles”, concluye el patrón.

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