Exjugador de Lavadores, Chapela, Novás, SAR o Porriño, entre otros, la carrera como entrenador de Mingos Da Cunha se ha centrado especialmente en sus dos últimos años en el Academia Octavio (con juveniles y primer equipo) y en el Seis do Nadal, con cuyas categorías inferiores llegó a disputar tres sectores y dos fases finales del Campeonato de España. Ahora, a sus 51 años, da el salto para cuidar de los jóvenes valores del Frigoríficos del Morrazo.
- No hay que preguntar demasiado las razones para fichar por el Luceros.
- No, la verdad es que no. Es un equipo de Primera Nacional, que trata de jugar bien, y que tiene las ventajas e inconvenientes de un filial, como el hecho de no poder disponer a veces de algunos jugadores, pero con una importante labor de formación, que es lo que a mí me gusta.
- Además, coincide con una buena generación, en la que están algunos de los más prometedores jugadores gallegos, alguno de los cuales ya ha pasado por sus manos.
- Sí, Martín [Gayo], un chico al que conozco y que ha sido una buena elección del Cangas. En este sentido es un club que ha tenido siempre muy buen ojo para la gente joven. Hay varios jugadores que pueden ser importantes en el futuro del Cangas y yo estoy encantado con ello.
- Con una plantilla amplia y de mucha calidad el proyecto parece llamada a pelear por estar entre los cinco primeros.
- Yo estoy convencido de que sí. Tenemos un equipo compensado, aunque con el hándicap ahora de que ya no podremos volver a contar con Pablo [cumplirá en breve diez partidos con el Frigoríficos]. Y es un puesto en el que no tenemos un recambio claro. Pero el equipo ha cogido una buena racha y hay que aprovecharla. El cambio de entrenador antes de visitar al líder no es lo mejor, pero iremos sin miedo, porque no hay tanta diferencia entre las escuadras de arriba y las de abajo.
- Ya ha comentado que una de las desventajas será la de no poder contar siempre con todos los jugadores, en función de las necesidades del primer equipo.
- Si queremos sacar chavales para el equipo de Asobal hay que establecer un puente entre los juveniles y ellos. Y a mí me atrae la idea de ser ese puente, es un reto que me gusta. Mi máxima ilusión es ser entrenador de chicos que luego terminen en Asobal.
- Entiendo que con la buena marcha del equipo y la filosofía de club no habrá grandes revoluciones con usted en el banquillo.
- No, porque las revoluciones se hacen cuando hay problemas. Aquí lo que hay que hacer es una evolución, en el buen sentido, del trabajo de Miguel. Los mecanismos son similares aunque siempre hay un margen para que los jugadores actúen.
