Una extraordinaria defensa y un colosal Diego Moyano permitieron al Frigoríficos del Morrazo romper una sequía de cinco meses sin ganar e imponerse al Bidasoa (24-20) en un choque que sirve para que los locales se liberen de una pesada carga y vuelvan a soñar con el milagro de la permanencia. El conjunto cangués echó mano de sus principales señas de identidad para doblegar a un cuadro irundarra que mantuvo la igualdad en el primer tiempo pero que acabó sucumbiendo ante la intensidad local en el segundo.

Fue el 14 de octubre del pasado año cuando O Gatañal vio por última vez vencer a los suyos. El Ciudad Encantada de Cuenca fue la víctima de una escuadra canguesa que desde entonces ha afrontado una dura travesía en el desierto que ayer tocó a su fin. Los de Magí Serra nunca han perdido la fe y lo demostraron con un encuentro en el que supieron aplicar esfuerzo y carácter para mitigar las deficiencias mostradas en algunos momentos.

El primer tiempo puso en liza a dos equipos tan cómodos atrás como imprecisos en el aspecto ofensivo. El Cangas estuvo lento en la circulación de balón y se mostró muy poco incisivo en sus acciones. Pero lo que no ganaba en ataque lo hacía en defensa, con un 6.0 que se mostraba sólido, y un Moyano que dio muestras de su veteranía. Con tiempo suficiente para afinar su forma, el meta completó su mejor choque desde su llegada a O Gatañal. La única pega fue que los locales no supieron sacar más beneficio de su buena actuación atrás, al estar timoratos en la segunda oleada del contragolpe. Así las cosas, los irundarras adquirían alguna pequeña renta (2-4, 5-7).

Serra reaccionó al atasco de los suyos y refrescó la primera línea con la entrada de David Iglesias. Y acertó con la tecla, porque el joven buenense se echó al equipo a sus espaldas anotando tres goles consecutivos y activando a los suyos, que recogieron el premio a su mejoría con el tanto de Alen Muratovic que les permitía irse a vestuarios con ventaja (9-8).

El buen momento cangués se prolongó en una salida en tromba en la segunda mitad, con un 3-0 de parcial que obligaba a Jacobo Cuétara a parar el partido (12-8, minuto 33). Chapela asumió entonces la responsabilidad en el lanzamiento, pero la clave del partido estaba unos metros atrás, en un 6.0 que anuló a los visitantes, con un magistral Cerqueira realizando un sobreesfuerzo para acompañar las trayectorias largas de Salinas y Nonó. Moyano amargaba a los extremos visitantes y la fortuna, tantas veces esquiva esta temporada con el Frigoríficos, se permitía hacerle un guiño. El contragolpe en el que Aldaba se tropieza cuando no había portero fue la mejor muestra de ello.

Con un botín que osciló entre los 3 y los 5 goles el Cangas no dio muestras de nerviosismo. Y cuando no estuvo fino en ataque lo supo solucionar en defensa. El 18-13 hacía vislumbrar un feliz horizonte (minuto 48, con tiempo de Cuétara). El técnico visitante lo intentó todo. Pasó del 6.0 al 5.1 o a hacerle una mixta a Muratovic. Pero los cangueses encontraron respuesta a todo para entrar en los minutos decisivos con el choque sentenciado. Y contrariamente a lo previsto, no sufrió. O Gatañal volvió a ver ganar a los suyos y comienza a creer en un nuevo milagro.