Cuando Iago Neira se lesionó Diego Silva sabía que había llegado su momento. Después de tres partidos fuera del once, uno de ellos en la grada, el lateral saltaba al campo al campo dispuesto a reivindicarse. Lo que vino después fueron sesenta minutos de locura, de corazón, de broncas desde el banquillo, de carreras imposibles, de innumerables centros al área, de gritos, de errores y de aciertos. Fueron sesenta minutos de Silva en estado puro. Cuando anotó el tanto de la victoria para su equipo en el minuto 82, el jugador de Santa Mariña de Barcala se volvió gritando hacia la grada que tenía detrás, allí donde descansan aquellos que lo veneran y aquellos que lo critican, sin darse cuenta de que son los mismos.

El partido ante el Alertanavia ejemplifica a la perfección lo que es un jugador que siempre ha estado en el centro del debate. Silva es un futbolista capaz de lo mejor y lo peor en un mismo encuentro. "A veces uno pasa de héroe a villano y otras veces sucede lo contrario", explicaba el propio Silva tras el pitido final. El lateral no está viviendo el inicio de temporada esperado, perdiendo su puesto en once titular, pero eso es algo que no le quita el sueño. Ya está acostumbrado a nadar contra corriente. Su anarquía sobre el campo lo coloca cada domingo en el ojo del huracán y esa misma anarquía lo devuelve al once siete días después.

Esa bendita locura quedó constatada en un partido en el que el lateral fue un quebradero de cabeza para el Alertanavia. Sus constantes subidas por la banda, sus centros, sus disparos lejanos y su balón parado inquietaron al atrincherado Alertanavia hasta que terminó marcando el tanto decisivo. Antes sin embargo, el lateral había intentado realizar una cesión a Coke que había dado a los visitantes la mejor ocasión del partido. "Hay días que las cosas salen mejor y otras peor. Lo que importan son los tres puntos", afirma un jugador condenado a ser diferente a los demás. Silva es un futbolista con problemas de posicionamiento y de decisión pero al mismo tiempo con una infranqueable e inestimable confianza en sí mismo y en sus posibilidades.

"Con Silva nunca sabes lo qué te va a dar y eso para un entrenador no es bueno", afirma Alberto Mariano al analizar a su pupilo. "Es un chico especial. Cuando está centrado nos da muchas cosas pero otras veces pierde la concentración e intenta hacer cosas que no le corresponden", añadió. Mariano señaló que cuenta con dos laterales que se pueden complementar, ya que Iago es más estable y aporta profundidad, mientras que Silva es una incógnita pero da calidad y golpeo de balón cuando sale.

El exentrenador del Estradense Javi Touriño incidió en la misma dualidad a la hora de analizar a Silva. "Entiende bien el juego pero le falta concentración en algunos momentos. Flojea en ese sentido pero es un jugador con una calidad innegable y con un gran balón parado. Su valía está fuera de toda duda". Para Touriño, a Silva lo condena en muchos momentos su carácter pero destacó su compromiso con el equipo. "Si le vas de frente, lo agradece".

Eduardo Muñiz "Tinto" tiene claro que la "gran virtud" de Silva es precisamente su anarquía en el campo. "Silva es como una ruleta rusa. A veces su cabeza está en otro lado. Si corrigiese eso no estaría en Preferente porque es un jugador con unas grandes condiciones", explicó. "Su anarquía lo convierte sin embargo en un jugador difícil de defender. Hace cosas que el rival no espera".