El presidente del Estradense era amigo desde la infancia de Regueiro como compañeros de generación. Ya como adultos compartió horas dedicadas al deporte y al fútbol estradense. "Es una persona que merece ser recordada. Siempre luchó por el deporte y lo demostró trabajando sin descanso. Estaba en el campo de Figueiroa todos los días de cinco a diez para trabajar de manera desinteresada. Alguien así se merece todo", afirmó el dirigente.