El Villalonga quiere acortar los plazos para un ascenso a tiro

La resolución de los incógnitas todavía abiertas en Preferente dará un paso más esta tarde. Con dos equipos arousanos, Villalonga y Céltiga, copando las dos plazas de ascenso a 3ª RFEF, todavía quedan 24 puntos en juego determinantes tanto por la parte alta como la baja de la clasificación.

En el caso de los líderes indiscutibles, el equipo celeste se desplaza hoy a Porriño (17.00 horas) dispuesto a recortar plazos para culminar con el alirón y el ascenso una temporada para enmarcar. Y es que los de Luciano González, con 60 puntos en su casillero, aventajan en 13 a su más inmediato perseguidor, el Céltiga, y en 17 al tercero que es el Valladares y quien marca la confirmación del retorno a 3ª RFEF.

Pese a todo lo favorable de la situación, nadie en el seno del Villalonga quiere pensar de momento en algo más allá que no sea conseguir los tres puntos en el campo de O Lourambal. Más aún cuando el desplazamiento precedente a Velle se saldó con la tercera derrota del curso.

También el Céltiga tendrá que poner los cinco sentidos en el plan de partido a desarrollar en su visita al Juvenil de Ponteareas (17.00 horas). Ni siquiera las cinco jornadas que lleva sin ganar su rival de hoy puede dar paso al más mínimo atisbo de relajación en Pardellas.

El paso adelante dado por los de Luis Carro en materia defensiva en los últimos encuentros es una base fundamental para sumar tres puntos que le permitan llegar al parón liguero de la próxima semana conservando margen de error de cara a las siete jornadas definitivas.

Como local jugará el Juventud de Cambados ante la visita del Moaña a Burgáns (17.30 horas). Los de Pénjamo son ahora sextos tras el tropiezo del pasado domingo en el derbi ante el Céltiga, resultado que puso fin a nueve jornadas consecutivas sin perder. Una trayectoria inversa a la de los moañeses que vienen de ganar al Portonovo tras tres derrotas consecutivas.

Por su parte, el Ribadumia tendrá que medir la solidez de su recuperación en un campo tan exigente como el de un Choco (17,00 horas) que aún pelea por el ascenso.