Laura Miniño Oubiña /Balonmano Fem. - División Honor | Capitana del Inelsa Asmubal

“Somos una piña: Con solo una mirada sabemos qué jugada vamos a hacer”

El equipo se permite pelear por el ascenso - Apelan al respaldo de la afición

Laura Miniño, capitana del Inelsa Asmubal de Meaño. |  // IÑAKI ABELLA

Laura Miniño, capitana del Inelsa Asmubal de Meaño. | // IÑAKI ABELLA / TINO hERMIDA

Tino Hermida

En posiciones de luchar por la fase de ascenso a la División de Honor Oro (segunda categoría del balonmano nacional), el Inelsa Asmubal Meaño escribe una de las mejores páginas del balonmano saliniense. Con Silvia Lobato en la presidencia y con Juan Costas en el banco, el equipo, que afrontaba la categoría con el objetivo de la permanencia, se encuentra metido en esta recta final con la que nunca había soñado. Así las cosas, el buque insignia del balonmano meañés en esta generación es una mujer, Laura Miniño Oubiña, capitana de 24 años, una de las grandes laterales del equipo.Secundando su poderío por el martillo de su brazo en las penas máximas, Laura Miniño es la máxima goleadora del equipo con 117 puntos, promediando de 5,85 tantos por partido, que le hace copar la séptima plaza del ranking de anotadoras de la liga.

–El equipo ha desbordado las previsiones con la segunda plaza, que daría derecho a jugar la fase de ascenso a falta de seis jornadas. ¿Les ilusiona el sueño?

–Lo que nos ilusiona de verdad es ver a la afición entregada, vivir el momento, disfrutar de la experiencia de querer pelearlo hasta el final, algo que nunca nos habíamos ni imaginado. Nosotros veníamos con el objetivo de mantener la categoría, el equipo había militando en Plata femenino dos veces, y en las dos bajamos. A la tercera, esta generación no se perdonaría el no conseguir la permanencia.

–¿Cómo de complicado es un ascenso a Oro?

–Muchísimo. Lo primero tendría que darse todo para clasificar como segundas, y somos muchos equipos apretados ahí peleando por ello. Luego, en el supuesto de hacerlo, quedaría librar no una, sino dos fases nacionales para completar ese ascenso.

–Logrado matemáticamente, ¿cuándo vieron que era posible empezar a luchar por arriba?

–Cuando en la segunda vuelta empezamos a sacudirnos el lastre de no ganar fuera, y así en enero se nos fue abriendo el camino.

–En la primera vuelta fueron la sorpresa. Se contaba que en la segunda se disiparía el efecto, porque los rivales les conocen mejor.

–Es cierto que nos conocen mejor, pero nosotros también somos ahora otro equipo.

–¿En qué han cambiado?

–Somos un equipo más hecho, más maduro, nos entendemos mejor, con solo una mirada sabemos que jugada vamos a hacer. Hay mucha conexión dentro y fuera de la cancha: quedamos, tomamos un café juntas, compartimos tiempo fuera del pabellón… Somos una piña. Cierto que las victorias son también la mejor medicina para fortalecer esa piña.

–¿Físicamente son más fuertes que en las dos experiencias anteriores en la División de Plata?

–Sí, somos jugadoras más hechas en el plano físico. Para ello ha sido un plus poder contar desde hace un año con un gimnasio en el pabellón, equipado con máquinas que nos permiten realizar ejercicios que antes no podíamos, hacer así preparación más dinámica y completa para mejorar nuestro cuerpo.

–¿Qué parte de culpa tiene Juan Costas en todo esto?

–Muchísima, es un entrenador con mucha experiencia, él nos sabe llevar mejor que nadie: nos enseña, nos exige y nos entiende. Mismo en un tiempo muerto es un técnico que atiende a lo que podemos sugerirle, nos escucha, es receptivo, decide y, si lo ve, opta por poner en práctica lo que una de nosotras acaba de proponer.

–¿Y qué parte tiene Coirón?

–El pabellón está siendo lo máximo. Ver la grada llena para asistir a un partido balonmano femenino, y entregada en la animación, me pone la piel la gallina, nos hace fuertes. Ver el pasado sábado ante el Carballal, como en un tiempo muerto del rival, nosotros con 10 de ventaja y el partido en el bolsillo, la grada aún seguía animando como si el partido estuviera igualado. Coirón, con la grada muy encima de la cancha acústicamente suena como una bombonera… De los pabellones que hemos visitado es difícil ver uno más lleno que Dena, algunos sí, pero no con la animación de grada que tiene Coirón.

–En las últimas temporadas el club apostó por jugadores venidas de fuera: dos argentinas, una brasileña, ahora la vallisoletana Eli Méndez. ¿Cuajó fácil la mezcla?

–Sí, ellas se sintieron pronto muy bien acogidas, nosotras encantadas, han mejorado mucho al plantel y la conexión en lo personal es muy buena. Ellas viven en Dena o cerca, y facilita el juntarse, el ayudarse, quedar para tomar algo en el tiempo libre…

–Por delante, seis finales. Su calendario es complicado

–Yo no me he parado a analizarlo, solo pensamos en el próximo partido, no más, y ese próximo es la Sar en Redondela.

–Les restan dos partidos en casa y cuatro fuera.

–A estas alturas vamos a ir a por todos los partidos, sin importar el rival. A Lanzarote iremos a pelearlo con descaro, no hacemos cábalas, queremos a ser nosotras mismas.

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