Campeonas de liga sobre la bocina

No acudirán a la fase de ascenso por problemas extradeportivos de índole económica, pero las jugadoras del Cortegada volvieron a dar una lección de pundonor al imponerse al Universitario de Ferrol, uno de sus rivales directos por los primeros puestos de la tabla y que ayer ofreció un encuentro muy igualado. Tanto, que el partido acabó decidiéndose en un lance de Ylenia Manzanares que anotó el segundo de los tiros libres que le concedieron por haber sufrido una falta personal cuando sonaba la bocina.

Durante el partido, el Cortegada se mostró por momentos muy agarrotado, en otros brillante, sobre todo si el balón llegaba a manos de Montse Gilabert, que ayer volvió a dar una lección de juego. Los dos primeros cuartos fueron muy igualados, con constantes alternativas en el electrónico, una fase en la que destacó Keit Mius por el bando visitante, que se fue al descanso con 12 puntos en su casillero. A las locales les pesaban las piernas a la hora de atacar y sufrían el juego interior de las visitantes.

Sin embargo, nada más regresar del descanso, con uno arriba en el marcador, el Cortegada comenzó a carburar y tuvo momentos en que pudo irse en el electrónico, sobre todo cuando finalizaba el tercer cuarto y Sbahi anotó un triple increíble sobre la bocina desde prácticamente el centro del campo. Ese triple daba a las vilagarcianas siete puntos de ventaja, la máxima de todo el encuentro y hacía pensar en que la balanza se decantaría por el lado local. Nada más lejos de la realidad, ya que el Universitario Ferrol apretó los dientes y comenzó a limar la distancia hasta igualar la contienda a tan solo 10 segundos para el final. El Cortegada falló el tiro, pero el balón acabó cayendo en las manos de Ylenia que se elevó hasta recibir la falta personal mientras se izaba en el aire. El árbitro no lo dudó: dos tiros. Falló el primero, pero anotó el segundo que daba el campeonato liguero. Las lágrimas afloraron a los ojos de algunas de las jugadoras durante la celebración, unas lágrimas que dejan un poso agridulce por haber superado todas las adversidades aunque conscientes de que no van a poder acudir a la fase.