Un cisma de consecuencias impredecibles en el Rápido de Bouzas

Caneiro estudia si dimite como presidente del Rápido ante un plante de entrenadores y familias que cree injusto

El gerente del Rápido, Antonio
 Saborido, atiende a familiares,
 entrenadores y canteranos 
concentrados en el Baltasar Pujales. 
 // Alba Villar

El gerente del Rápido, Antonio Saborido, atiende a familiares, entrenadores y canteranos concentrados en el Baltasar Pujales. // Alba Villar / Armando Álvarez

Armando Álvarez

Armando Álvarez

El Rápido sufre un cisma de consecuencias ahora mismo impredecibles. Los entrenadores del fútbol base, apoyados por muchas familias, exigen la dimisión del presidente, Alfonso Caneiro. Este, indignado por una maniobra que considera improcedente y de la que responsabiliza a dos ex directivos, estudia con sus asesores legales qué postura adoptar. En las próximas horas tomará una decisión. La reconciliación se antoja imposible. Pero su salida también llenaría de incógnitas el futuro de una institución centenaria, que agrupa a 500 jugadores.

La crisis interna del Rápido de Bouzas, larvada durante meses, se ha desarrollado a toda velocidad desde su eclosión pública. Los entrenadores y coordinadores del fútbol base difundieron a última hora del martes su plante en un comunicado en los grupos de WhatsApp que comparten con las familias. Canteranos, familiares y técnicos se congregaron ayer en el Baltasar Pujales a partir de las 18.00. Estuvieron varias horas sobre el campo. Diferentes dirigentes, como el tesorero y el gerente, dialogaron infructuosamente con ellos. La junta directiva examinaba, entre tanto, la situación sin la presencia de Alfonso Caneiro, que no se encontraba en Vigo. Los relatos que se ofrecen desde ambas trincheras para explicar los acontecimientos difieren sustancialmente.

Son tiempos convulsos, en general. A comienzos de noviembre, el Baltasar Pujales quedó clausurado durante varios días por el mal estado del campo, especialmente de la cubierta. Los arreglos ordenados por el Concello, que tiene pendiente una reforma integral, permitieron reanudar la actividad, aunque recientemente una avería en la caldera ha dejado las instalaciones sin agua caliente. A mediados de diciembre se producía la destitución de Rafa Sáez como entrenador del primer equipo. Otros, sin embargo, han sido los problemas que han conducido al divorcio.

Los miembros de los cuerpos técnicos del fútbol base decidieron plantarse este martes. Seguirían acudiendo a los partidos oficiales, pero no habrá entrenamientos. Acusan a Caneiro de “continuas injerencias en la parcela deportiva” y “continuas mentiras acerca del retraso en las compensaciones económicas pactadas al comienzo de temporada”. La exigencia de su dimisión o la convocatoria inmediata de elecciones se le comunicó ya el 17 de enero. Aseguran que Caneiro aceptó, pero que luego no cumplió ese compromiso.

Varios entrenadores han indicado en los grupos de WhatsApp, durante las últimas horas, que se les adeudan dos meses. Por ese mismo medio se inició la movilización de padres en solidaridad. Circuló que Caneiro se había puesto en contacto con técnicos de fuera para sustituir a los rebeldes. Se planteó que era mejor que las familias asumiesen el protagonismo en la presión a la directiva e incluso el plante para evitar posibles represalias a los entrenadores. Finalmente se orquestó la congregación a las 18.00 en el Pujales. Alrededor de 200 personas acudieron y estuvieron varias horas hasta disolverse. Han dejado clara su postura. “Dimisión, dimisión”, se coreó en varias ocasiones.

Caneiro está indignado. El vigués, que accedió oficialmente a la presidencia en diciembre de 2020, relevando a Manuel Seoane, asegura que la paz social ha sido consistente durante su mandado. Niega cualquier tipo de intromisión en la parcela deportiva. Nunca acude a los entrenamientos ni conoce a más entrenadores que un par de coordinadores. Rechaza igualmente que haya tenido comportamientos dictatoriales. De hecho, estudia emprender medidas legales por las acusaciones vertidas en el comunicado de los cuerpos técnicos.

Entrenadores, canteranos y familiares, concentrados ayer en el Pujales.

Entrenadores, canteranos y familiares, concentrados ayer en el Pujales. / Alba Villar

Para Caneiro, el plante obedece a las insidias de dos exdirectivos: el vicepresidente Rafael Caro y Roberto Barcia, a quienes se mencionaba en el comunicado. Caro y Barcia se incorporaron a la junta en enero de 2023. En mayo, Caneiro asegura haberles entregado el control del club. Su agenda empresarial, plagada de viajes, le impedía una presidencia más ejecutiva. En verano planteó incluso su marcha al alcalde, Abel Caballero, que le pidió que siguiese. En noviembre, Caneiro afirma haber descubierto que la gestión de Caro y Barcia había resultado desastrosa, lo que provocó la ruptura. Caro renunció y Barcia fue destituido. Respecto a las deudas, Caneiro las limita a un breve plazo, desde el 15 de enero, y por culpa del retraso de una subvención federativa que se remediará en breve.

El gerente, Antonio Saborido, confirma la acusación de deficiente administración a Caro y Barcia y que Caneiro ha puesto dinero de su bolsillo para que el funcionamiento del club siga adelante. Saborido se dirigió ayer a los manifestantes. Está dolido por su inclusión en la nota de los entrenadores como uno de los responsables, pese a que lleva poco más de un mes en el cargo, tiempo en el que se ha limitado a intentar solucionar entuertos. Afirma: “No se puede dudar de mi honradez y honorabilidad. Es tremendamente injusto”.

Alfonso Caneiro ha establecido consultas con sus abogados para estudiar sus próximos pasos. Aunque durante el día comentó a diversas personas que estaba dispuesto a dimitir, considera a la vez que eso supondría admitir una culpa que rechaza. Existen además compromisos de los que tendría que liberarse. Por otra parte, su dimisión obligaría a la conformación de una junta gestora y a la convocatoria de elecciones, sin que nadie se haya postulado públicamente como posible sucesor y en un contexto económico e institucional complejo, con la propia viabilidad del club en riesgo.

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La posible dimisión de Alfonso Caneiro llena de incógnitas el futuro aurinegro, la viabilidad del Rápido o al menos su formulación institucional. El dirigente había diseñado una hoja de ruta que incluía la conversión del club en una sociedad anónima deportiva; proceso que aseguran que ya había aprobado el Consejo Superior de Deportes. Hace tan solo un mes, el 27 de diciembre, Caneiro acudió a la sede de la Federación Gallega en Vigo para escenificar ante su presidente, Rafael Louzán, el acuerdo con el fondo de inversión Trade & Working Capital S.A. Su fundador y consejero delegado, Baihas Baghdadi, se había comprometido a convertirse de manera inmediata en patrocinador del Rápido y a adquirir acciones cuando se produjese la transformación en SAD. Habiendo fijado el capital social necesario en 400.000 euros, la idea de Alfonso Caneiro consistía en convencer al máximo número de familiares de canteranos de que se hiciesen socios para que así pudiesen participar de manera preferente en la compra de acciones, que sólo se abriría a terceros, obviamente con Trade & Working Capital como destinario, en una tercera fase. La hipótesis de trabajo ideal cifraba en un 60% el capital que quedaría en manos viguesas. Baihas Baghdadi aceptaba comprar el resto. Es Caneiro el que había reclutado al empresario y las fuentes consultadas pronostican que su fondo de inversión se retirará si él se marcha.