A medio camino en todo

Ha concluido la primera vuelta y el Celta Zorka Recalvi, aunque sin tiempo para reflexionar –juega el domingo en Madrid–, se siente a medio camino más allá de la obviedad aritmética. También en su construcción como equipo y en su empeño en la permanencia. A nadie ha sorprendido la dificultad del reestreno en la Liga Femenina, categoría a la que renunció en 2012 por sus angustias financieras. Las limitaciones propias y los peajes estructurales lo anticipaban. Existen motivos, sin embargo, para el optimismo. Ese medio trayecto ya recorrido ha sido en muchos aspectos de crecimiento. Y las victorias, aunque escasas, tienen peso estratégico.

Aquel 30 de abril en Navia, tras el bocinazo que concluía tan larga travesía, Carlos Colinas contempló la fiesta de la plantilla con los ojos humedecidos por la emoción, pero también consciente de la tarea que se le avecinaba. El segundo ascendido, a través de una final a cuatro, llega por definición tarde a un mercado que en Liga Endesa está ya muy masticado. E incluso el Baxi Ferrol, que había asegurado la plaza directa con anticipación, había podido adelantarse en sus maniobras.

El Celta Zorka Recalvi reacciona demasiado tarde

En contra del Celta ha jugado tanto tiempo exiliado de la élite. El director deportivo se encontró en sus pesquisas con agentes que seguían catalogando al club como de Liga 2. Y el concepto colectivo de juego que ha implantado Cristina Cantero no atrae a extranjeras, sobre todo estadounidenses, que busquen engordar sus estadísticas.

Colinas y Cantero aseguraron primero el núcleo de las renovaciones: Aguilar, Garfella, Musa, Prats, Senosiain, Vidal... Debutantes, con escaso bagaje o con experiencias más bien frustrantes en Liga Endesa. Pero con material para madurar y, ya que guardianas de la identidad celeste, destinadas a proporcionar el cimiento al que adherir los fichajes.

El tándem afrontó después el dilema del perfil por el que optar en las contrataciones. Intentaron equilibrar la certeza y el riesgo. Celeste Trahan-Davis condensa esa visión; una jugadora de nivel superior, sólo al alcance del Celta por su elevada edad y la inactividad derivada de su maternidad. Benton representa lo mismo desde el extremo contrario, con descaro ofensivo pero directamente captada de la Universidad de Kentucky. Haidara, un diamante en bruto que habían empezado a tallar en Tenerife, y Samsom, la única en plena madurez, completaron la ecuación. Porque Premasunac, la última en llegar, ha sido la primera en irse. Colinas está atento a alguna ganga que le permita reforzar la pintura.

La salvación, con todo, dependerá del grupo. De su salud, en una plantilla tan corta. Problemas en la planta de un pie han retrasado la adaptación de Benton. Garfella ha sufrido dolencias recurrentes. Haidara, de energía a veces desbocada pero necesaria, ha causado baja en las últimas semanas. Un lastre que se suma al derivado de una pretemporada más corta y con menos efectivos que sus adversarios. Son factores que justifican la irregularidad que ha mostrado el Celta Zorka Recalvi, no sólo en su trayectoria sino durante el desarrollo de cada partido.

Cantero incide especialmente en la cohesión defensiva como su credo. “No podemos llevar los partidos a los cien puntos”, se lamentó tras la derrota ante el Gernika. La cordobesa plantea sistemas y exige implicaciones que para alguna recién llegada son absolutas novedades. Se han ido dando pasos en ese aprendizaje. Y los resultados, aunque puedan resultar limitados a simple vista, acompañan al proceso e incluso a las previsiones. Internamente, tres victorias se consideraban un pronóstico ajustado para la primera vuelta. Han sido cuatro. Suficientes y a la vez necesarias para sostener la moral de una plantilla acostumbrada, en Liga 2 o en anteriores destinos, a lograr un alto porcentaje de triunfos.

La memoria retiene con frescura la gesta ante el Perfumerías, candidato al título. Un bonus sabroso, que ha premiado además el ardor de Navia. La afición desempeñará también un papel fundamental. Porque las otras tres victorias se han logrado precisamente en casa de los rivales más directos: Barcelona, Gran Canaria y Bembibre. En el desafío de ser mejor que otros dos, Vigo tendrá la última palabra.