Artes marciales

La llama que ninguna espada apaga

El equipo vigués del Muga Dojang, liderado por Alberto Neira, ha regresado con siete medallas del Campeonato de España de haidong gumdo, la esgrima coreana

Alberto Neira, con sus discípulos, en el Campeonato de España.

CEDIDA

Armando Álvarez

Armando Álvarez

La hoja de madera se ha detenido a escasos milímetros de la vela antes de retroceder. La imperceptible corriente que ha provocado el mandoble apaga la llama. El leve rastro de humo que deja es apenas lo que el ojo ha podido percibir. Una maniobra precisa y delicada, ensayada mil veces para que adquiera sentido en el instante. Sofía Santos se ha proclamado campeona de España de apagado de vela, como en 2018. Es una de las pruebas incluidas en el Campeonato de España de haidong gumdo, la esgrima coreana. Los miembros del Muga Dojang regresan a Vigo con seis medallas más. Su maestro, Alberto Neira, también participante, asiente satisfecho: “La competición nunca ha sido el objetivo principal, sino un pasito más dentro del aprendizaje. Pero obviamente supone una motivación muy grande”.

Neira se inició en el taekwondo en su ternura, como tantos; a los cuatro años. No fue, en su caso, una probatura afímera. Perseveró hasta la madurez. Compitió en torneos nacionales, europeos y mundiales. Su pasión competía con los estudios en la encrucijada laboral. “Llegado el momento de elegir, sin saber bien por dónde ir, empecé a dar clases”, relata. “Así empezamos casi todos en este ámbito; en un cole, luego en otro, una asociación de vecinos...”.

Los miembros del equipo de espada del Muga Dojang, ayer en el Mercantil.

Los miembros del equipo de espada del Muga Dojang, ayer en el Mercantil. / Javier Teniente

Ese joven instructor se había incorporado a un mercado febril en oferta y demanda. El taekwondo tiene especial predicamento en Vigo. “Todos los vigueses conocemos a alguien, un amigo o un familiar, que lo practica. Es el arte marcial coreano más popular y el que tiene un componente más deportivo”, explica. Con todo, su trayectoria obedece más a la curiosidad que a la rentabilidad. “Empecé a buscar más cosas, a formarme. A día de hoy lo sigo haciendo. Viajo bastante para aprender de los mejores”.

Neira se interesó especialmente por la aplicación de las técnicas de combate a la defensa personal; la policial, en la que es cinturón negro, o la femenina, que también imparte. En ese proceso conoció otra disciplina coreana, el hapkido, en la variante tradicional jin jung kwan. “Nuestro estilo está enfocado a buscar la efectividad y contundencia, con movimientos rápidos y un trabajo físico intenso. Es lo más completo posible, con patadas de todo tipo, llaves, luxaciones, proyecciones... Todo eficaz y útil, sin adornos ni florituras”.

Siempre en crecimiento, personal y profesional, Neira abandonó la itinerancia y ejerció en un gimnasio desde 2014 hasta 2017, cuando decidió instalarse por su cuenta. A la sala alquilada en un centro de pilates le siguieron locales públicos. Y al fin, una sede propia para su escuela Muga Dojang, que abrió en Balaídos. “La inauguré en enero de 2020. La historia se cuenta sola”, bromea.

La pandemia, con todo, ha supuesto a la postre una experiencia que lo ha reforzado. Resistió a los meses de enclaustramiento y restricciones, que él aliviaba remitiendo vídeos y tareas. Todos sus alumnos regresaron cuando la actividad presencial pudo reanudarse. El curso pasado fue el primero con total normalidad y apertura de matrículas. Alberto Neira, que acaba de trasladarse al Mercantil, cuenta hoy con cuarenta alumnos, que alcanzan los setentan sumándoles los de colegios. En la Muga Dojang, él actúa como “presidente, secretario, entrenador, barrendero, todo...”, bromea, aunque su pareja, Andrea Figuera, lo secunda: “Me ayuda mucho. No estoy solo”.

El haidong gumdo completa su catálogo pedagógico. Como con el hapkido, es la única escuela en toda la provincia que enseña el manejo de la espada coreana. “Está basado en los movimientos que antiguamente se hacían en los campos de batalla. Son espadas similares a las katanas japonesas en tamaño y forma”. El material de las armas (espuma, madera, metal sin filo y con filo) acompaña al crecimiento del practicante, que afronta retos muy variados; apagado de vela, cortes en papel y bambú, exhibición de maniobras, combates coreografiados... “Tiene un componente estético importante y es muy dinámico, muy fluido, con pasos adelante, cortes, defensas, bloqueos, giros, saltos, volteretas”, describe el maestro.

Un momento del entrenamiento.

Un momento del entrenamiento. / Javier Teniente

Supo de este arte “por esas casualidades de la vida”. En su anhelo de conocimiento, le llego información sobre un curso dirigido a practicantes que ya tuviesen experiencia en artes marciales coreanas. Lo iba a impartir el gran maestro Lee Dong Kyu, que fue pionero en la difusión del taekwondo en Galicia, hace ya cuarenta años. Y aunque radicado en Ourense, en estos últimos tiempos ha difundido precisamente el haidong gumdo también por Andalucía, Madrid, Cataluña, Valencia, Baleares... “Él me enseñó metodología, fundamentos y formas, de cero a cinturón negro. Hoy tiene ochenta años y sigue en activo. Es un portento físico”.

En el Campeonato de España del pasado fin de semana, en el pabellón barcelonés de La Mar Bella, al que acudieron con el apoyo de Fisiovigo, el Muga Dojang actuó precisamente en presencia de Lee Dong Kuy. Otro acicate en este regreso al certamen, en el que ya habían participado en 2017 y 2018. A diferencia del hapkido, que cunde entre adultos, son mayormente adolescentes los que componen el equipo vigués –la más pequeña, de 8 años, fue la única ausente–. Neira y Figueroa completaron la alineación.

Los resultados han sido excelentes. Sofía Santos, además de dominar el apagado de vela, ganó la plata en formas (gumbop) júnior, categoría en la que Martín Ferreira fue campeón. El tercer título lo logró Félix Gabriel F. Bernal en combate júnior y completó el podio olívico en formas con otro bronce. Estela Montero quedó tercera en el combate sénior de cinturones de color, pese a sus escasos 17 años, y el propio Neira ocupó ese puesto en combate libre de cinturones negros.

“Para varios era la primera competición. Se veía en sus caras la ilusión y la emoción. Yo les dije que me daba igual si quedaban de primeros o de últimos, quería que hiciesen un buen trabajo y que disfrutasen de la experiencia”, revela Neira. “Eso se consiguió y además tuvimos la guinda de las medallas”. Se las impuso Lee Dong Kyu, que sonreía complacido junto al podio. Sabe que Neira ha tomado de sus manos una llama que nadie apagará.

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La competición de espada coreana se compartimenta por edades y según los casos, también por graduación. Normalmente los cinturones negros compiten aparte.

Apagado de vela: El practicante ejecuta un movimiento de corte con la espada, deteniéndose lo más cerca posible de la vela sin llegar a tocarla. Gana el que apaga la llama, con el aire que desplaza, en menos intentos.

Corte de papel: Hay que realizar cortes sobre un papel colgado verticalmente, que presenta tres marcas horizontales. Se puntúa en función de la precisión de los cortes.

Gumbop: Equivalente a los pumses en taekwondo o las katas en karate. Combinaciones de técnicas preestablecidas en las que se valora fluidez de movimientos, precisión de los cortes, potencia y energía...

Combate preestablecido: Un combate coreografiado que se ejecuta en parejas. Los jueces valoran la originalidad y coordinación del equipo, el realismo y la variedad técnica.

Combate libre: El duelo se realiza con protecciones y espadas de espuma. Gana el que consigue marcar más cortes en las zonas permitidas.

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