Baloncesto en silla de ruedas - División de Honor

Duele más la incomprensión

El inglés Oscar Knight, que llegó a pensar que sería mejor amputarse las piernas cuando un cambio de normativa hizo peligrar su carrera, disfruta ahora de su debut como profesional en el Iberconsa Amfiv

Oscar Knight, ayer en el pabellón de O Berbés.

Oscar Knight, ayer en el pabellón de O Berbés. / Marta G. Brea

Armando Álvarez

Armando Álvarez

Nada hiere más que la incomprensión. Lo ha sentido en sus carnes Oscar Knight. El inglés, nuevo jugador del Iberconsa Amfiv, sufre síndrome de dolor regional complejo (CRPS). El baloncesto en silla de ruedas le ha proporcionado terapia, alivio y esperanza. Ya se asomaba a un brillante porvenir hace tres años cuando el Comité Paralímpico Internacional decidió excluir su enfermedad de las habilitadas para la práctica de tal deporte, pese a sus evidentes efectos físicos. Oscar, cierto que “no en superserio” pero sí conmocionado, llegó a considerar la amputación de sus piernas como única solución a la contradicción burocrática. No ha resultado necesario. Hoy, a sus 20, disfruta de su primera experiencia profesional y en el extranjero. El veto se limita a nivel de selecciones. El Amfiv le facilitará someterse a nuevas pruebas que tal vez le permitan competir con la británica. “Estamos muy contentos, la verdad, y creo que él también”, valora el entrenador del equipo vigués, César Iglesias, sobre su nuevo pupilo.

Nacido en Portsmouth pero criado en el condado de Devon, en el suroeste de Inglaterra, Oscar apenas tenía nueve años cuando pusieron nombre a la tortura de su cuerpo. Le diagnosticaron CRPS. “Básicamente los nervios envían señales de dolor al cerebro sin razón alguna”, simplifica el joven. En su caso, las piernas se habían convertido en el foco de su permanente suplicio. “Ahora está en remisión, pero en el peor momento la mayoría de tratamientos no funcionaba. Necesitaba pastillas para dormir. No era capaz de otra manera”, recuerda.

Terrible dilema

Para aquel niño, el baloncesto se convirtió en el recreo que de otra manera le estaba prohibido. La constatación de su talento le regaló confianza. Se enroló en el Plymouth Fusion. Y ya había disputado tres partidos con la Great Britain Academy, el combinado formativo, cuando en 2020 todo su mundo amenazó con desmoronarse. En baloncesto en silla de ruedas, los jugadores son calificados entre 1 y 4,5; a mayor discapacidad, menor puntuación, con un tope de 14,5 en el quinteto en pista. Se promociona así la participación de todos. El Comité Paralímpico Internacional había reorganizado su clasificación. Excluía la hiperlaxitud de las articulaciones y el dolor crónico del catálogo permitido. Y ordenaba a la Federación Internacional de Baloncesto en Silla que se adaptase a esas especificaciones.

“Ciertas enfermedades te limitan, pero no tienen reconocida la puntuación. Están ahí en un limbo. Les llaman ‘minimal handicap’, que no llega al 4’5”, explica César Iglesias. “Hay un debate enorme”. Hubo otros jugadores perjudicados. Entre los más conocidos, George Bates, del Mideba. Sufre la misma dolencia que Knight. Bates era un fijo en la lista británica para los Juegos de Tokio. Aseguró abiertamente que se estaba planteando solicitar la extirpación de su pierna izquierda para proseguir con normalidad su trayectoria internacional. Al final, prefirió renunciar a la cita paralímpica.

A Oscar Knight le acometió un dilema similar. Pero si se sintió tentado, en el pánico de creer que su carrera peligraba, saber que al menos podría seguir jugando a nivel de clubes le hizo descartar pronto las medidas extremas. Permanece el sinsentido. Tanto tiempo sufriendo el síndrome le ha provocado deformidades funcionales en las dos piernas. Oscar utiliza la silla en sus actividades cotidianas. “Incluso si el dolor desapareciese totalmente, la discapacidad se mantendría. Si el CRPS es la causa de estas secuelas obvias. no estás cualificado; si te amputan por la misma razón, sí puedes. No tiene sentido. Hubo momentos... Me asusté, tras tanto tiempo esforzándome para tener una carrera. Pero amputarse las piernas era algo extremo”.

Comité Paralímpico y Federación Internacional mantienen la controversia sobre la normativa. “Es un tema que tienen que manejar con cuidado”, critica César Iglesias. “Hay gente que se sale de los parámetros y puede quedar excluida. Y lo que busca el basket en silla es integrar, no dejar de lado a los que aman este deporte”. Knight, que paradójicamente ostenta 3,5 como puntuación a nivel de clubes, ni siquiera la más alta, asume que no podrá representar a Gran Bretaña “mientras las cosas no se resuelvan entre bambalinas”. Hay otra vía: una resonancia que calibre sus disfunciones físicas objetivas. Y el Iberconsa Amfiv se la va a costear.

El club vigués se ha cruzado en la vida de Oscar Knight en el momento más conveniente para ambos. El ojo certero de César Iglesias lo ha obrado. El jugador acudió a finales del pasado abril con el Plymouth Fusion a un torneo en Getafe valedero para el escalafón europeo. El Murcia fue el primer rival. Iglesias lo presenció: “Varios jóvenes del equipo me llamaron la atención. La prueba era válida al ser ante un rival de nuestra liga como Murcia, que nos causó muchos problemas el año pasado por su nivel de silla y velocidad en defensa”.

El entrenador de Murcia emparejó a su pieza con mejor manejo, Lee Fryer, con Oscar. “Lo cogió a todo campo y Oscar a veces lo rompía, cosa que ninguno de nuestros jugadores había sido capaz de hacer”. Esa primera impresión se completó en posteriores encuentros, ampliando la panoplia: “Acierto en el tiro, versatilidad fuera y dentro, rebote... Muchas diferentes acciones, Se ajusta a los jugadores que buscamos, caso de Lewis o Agustín, flexibles a la hora de repartir los roles”.

Para completar el informe, Iglesias recurrió precisamente a Lewis Edwards, ya contratado para iniciar su segunda etapa en Vigo. “Empezamos a indagar un poco sobre él. Lewis nos dijo que era un acierto total, ya que es uno de los jugadores jóvenes de más potencial de Inglaterra, que es una referencia mundial. Y contactamos”.

Adiós a la recepción

La llamada de Iglesias sorprendió a Oscar Knight. Era, en realidad, el paso soñado e incluso el plan que había diseñado en su cabeza. Pero nunca pensó que podría producirse tan pronto y con tanta perfección. “Sabía que la Eurocup era una buena ocasión para recibir ofertas. Afortunadamente jugué bien y tuve varias. Pero España cuenta con la mejor liga del mundo”. Iglesias le explicó la idiosincracia del Amfiv. “Oscar estaba allí currando. Dedicarse a esto profesionalmente era un cambio y noté toda su ilusión. Él ya conocía la liga. Le explicamos cómo trabajamos aquí, lo que buscábamos, la filosofía del club con la gente joven. Aunque estaba encantado, pidió unos días para consultar con la familia y con el entrenador de allí. Y al poco tiempo nos dio el sí”. Oscar, que ejercía como recepcionista a tiempo parcial, confiesa: “Llevó un poco decidir dejar mi hogar de toda la vida. Vivía con mis padres muy cómodo. Tuve que empujarme y reunir la confianza necesaria. Pero era lo que había deseado durante mucho tiempo. No había demasiado que reflexionar, la verdad”.

La aclimatación a Vigo ha resultado sencilla. Su compatriota Lewis y el capitán, Agustín Alejos, muy experimentado y con el inglés fluido de su larga residencia en Australia, “han sido de gran ayuda”, agradece Oscar, que exclama: “La ciudad es asombrosa. Samil es mi lugar favorito, Siempre estoy allí. Había muchas playas donde yo vivía pero no así”. En lo tocante al baloncesto está igual de confortable: “He sentido que en el equipo nadie pretende ser mejor que los demás. Todo el mundo tiene habilidad para jugar bien. Ha sido estupendo. He aprendido mucho sobre sabiduría táctica, fundamentos… Tengo que seguir progresando. Ha sido un gran ajuste, pero no he tardado demasiado en sentirme cómodo”.

César Iglesias advierte que el proceso de mudanza todavía no ha concluido: “Lo he hablado con Agustín y Lewis. Ahora no es preocupante. Cuando un joven llega, en los dos o tres primeros meses de adaptación todo es nuevo y agradable. El problema viene al cuarto o quinto mes. No le sucede a todos, pero ahí suele llegar un bajón por estar fuera de casa, las Navidades, etcétera, Hay que dar un soporte a nivel anímico”. Pero todo funciona de manera fluida, de momento, tanto fuera como dentro de la cancha. Knight, de hecho, concluyó como el mejor anotador local (18 puntos) en el estreno liguero del pasado sábado. El Iberconsa, con Josh Maier aún pendiente del visado para viajar a España, compitió excelentemente ante el Albacete, vigente campeón (54-69). “Tanto en ese primer partido como en pretemporada ha demostrado las cualidades que habíamos visto en él”, celebra César Iglesias.

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