Fútbol

Guardiola y la última frontera

El City busca la primera Champions de su historia, un título que acabaría con el dolor del técnico tras una década sin la “orejona”

Guardiola bromea con Haaland en Estambul. |  // MATTHEW CHILDS

Guardiola bromea con Haaland en Estambul. | // MATTHEW CHILDS / Marcos López

Marcos López

El dolor lo lleva dentro. Salió casi todo cuando su City dictó una lección magistral derrumbando el mito europeo del Madrid. Pero el dolor de Pep Guardiola anida aún en su interior porque lleva más de una década sin besar esa orejona que abre la puerta de la eternidad para todo aquel que la acurruca.

“Esta competición me ha dado momentos muy, muy tristes, que siempre estarán en mi mente, pero también me ha dado momentos extremadamente bonitos, que también estarán siempre en mi mente. Así es la vida y así funciona el deporte”, proclamó Guardiola justo antes de asomarse a Estambul, ciudad que espera que sea como Roma o Londres con el Barça. Ahora tendrá de rival al inesperado Inter.

Desde entonces, ha sentido la frustración de un relato inacabado en el Bayern. O una historia por cerrar en el City, incluyendo la final perdida en 2021 con el Chelsea. “El fútbol te da y te quita. La vida está llena de injusticias. Así funciona el mundo”, argumenta Guardiola, cuya última derrota en una final europea ha ejercido casi de catarsis.

Como la caída, inexplicable desde el punto de vista futbolístico, con el Madrid de la pasada temporada, coincidiendo con el momento de mayor dolor de su carrera, poniendo en duda todo. ¿Qué sentido tenía continuar? ¿Merecía la pena? “Siempre queremos más y más, y eso está mal. Hay que ser ambicioso pero no demasiado codicioso”, apunta el técnico del City, que halló en aquel descenso al dolor la fuerza interior para reconstruirse.

Primero a sí mismo. Y después a su equipo, un laboratorio diario de la evolución del fútbol. Un banco de ensayos en fuego real capaz como es el técnico de sostener su idea original –apuesta por el fútbol ofensivo, el reino del pase en el país de la posesión– introduciéndole matices tan valiosos –sin presión no hay vida o fortaleza defensiva– que transforman al City en un producto premium.

Producto digno de análisis permanente de entrenadores y especialistas que buscan respuestas a problemas que Guardiola va generando. Stones, de mediocentro. ¡Quien lo iba a decir! Una defensa formada por cuatro centrales (Akanji, Dias, el propio Stones, que va y viene de atrás hacia adelante, y Ake) quedando Rodri transformado en el mejor mediocentro del mundo, con delanteros líquidos (¿qué es De Bruyne? ¿dónde juega Silva?) explorando caminos para que los especialistas (Haaland y Grealish) ejecuten lo que nace en la mente de ese entrenador tan creativo que ya va por el City 3.0.

Un equipo casi perfecto, que ha transitado del falso nueve a la sublimación del nueve representado en la androide figura de Haaland. Llegó el noruego y Guardiola tuvo que encajarlo en ese sofisticado sistema táctico. Tardó unos meses, mientras él iba marcando goles.

A partir de enero, cuando Guardiola estalló, todo cambió. “Si seguimos jugando así, el Arsenal nos destrozará”, advirtió el técnico, quien en una arenga más propia de Cruyff que suya sentó las bases de la reconstrucción: “Somos un equipo de flores felices. Yo no quiero eso”.

Se conectó el City con Haaland (52 partidos, 52 goles) tras unos meses donde no se encontraban. Ni el ‘9’ al equipo. Ni el equipo al ‘9’. Halló una fortaleza defensiva que no tenía y demostró que la idea es intocable, pero posee más valor cuando se inoculan variantes como el juego directo o galopar a la espalda de la defensa rival. No ha cambiado nada Pep, pero lo ha cambiado todo. Incluso él. “Con nuestro club, he aprendido que la sobreexcitación no nos conviene”, admitió.

Más tranquilo anda en Estambul que en Oporto hace dos años donde aquel gol de Havertz (m. 42) le provocó un dolor que todavía hoy perdura. “Tantos clubes han destruido proyectos e ideas porque no fueron capaces de ganar esta competición y tantos se han convertido en grandes clubes porque fueron capaces de ganarla”, ha recordado Guardiola, más consciente que nadie de lo que anda en juego en la capital turca.