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Gimnastas de competición del Maniotas, en la presentación en la Pista Vermella.MARTA G. BREA

Gimnasia rítmica

El ritmo de la vida

El Maniotas afronta la temporada con 114 gimnastas en sus equipos de competición y más de medio millar entre escuelas y colegios | Unai Sánchez es el único niño y el club espera que la cifra crezca

El Maniotas ha exhibido vitalidad en la presentación de sus equipos competitivos, escenificada en la Pista Vermella. El club vigués afronta su 37º año de existencia.Nació en 1986, en tierra todavía inexplorada para la gimnasia rítmica, que la ourensana Marta Bobo fertilizaba con su luz. El Maniotas ha disfrutado y participado del crecimiento de este deporte en Galicia. Aún combate contra las prevenciones que genera. Y aún se recupera de la convulsión general de la pandemia. Datos y sensaciones alientan el optimismo. “Vamos bien”, diagnostica su presidenta, Paula García.

En la cancha interior de As Travesas, por siempre Vermella aunque ahora se divida entre el verde de la decoración y el crema del tapete, se han reunido 114 gimnastas. Son las que representarán al Maniotas en los campeonatos oficiales. Apenas una porción de los discípulos. Entre la escuela de club, la escuela municipal y las alumnas enroladas en colegios, la cifra total supera el medio millar, ya aproximándose a los 600. “Aún nos falta. Llegamos a manejar alrededor de 800 niñas”, acota Paula García. “Hemos ido recuperando y este año se ha notado más. Muchos colegios han retomado las actividades extraescolares. Pero aún no hemos recuperado los números de antes de la pandemia”.

Actuación de Lúa Pajares durante la presentación.

Se acaban de retirar las mascarillas en el transporte público. Prosigue la vacunación voluntaria y de grupos de riesgo. Si bien no se descartan nuevas olas o cepas, el enclaustramiento y las peores restricciones se van difuminando, con esa neblina de los malos recuerdos. García, aunque lamente las bajas aún no recuperadas, celebra la resiliencia del Maniotas: “Nos hemos mantenido muy bien durante la pandemia. Conocemos a otros clubes y han pasado épocas muy difíciles. Nosotros hemos podido salir adelante perfectamente dentro de las condiciones en que nos manejábamos”.

Nunca ha sido sencillo para el Maniotas. Cuando se fundó, la gimnasia rítmica era “un deporte superminoritario. Apareció como un bum en Galicia igual que en nuestra ciudad. Como destacases un poco, enseguida tirabas hacia arriba. Además de Bobo, hubo gimnastas gallegas que han pertenecido a la selección española, con buenos resultados. Ahora se ha convertido en un deporte muy complicado, con muchísimo nivel y de minoritario, poca cosa queda. Ha crecido inmensamente”.

García, además de presidenta y exgimnasta, es una de las cuatro entrenadoras que se encargan de los equipos absolutos. En función de las actividades que deban gestionar, el plantel técnico puede crecer hasta la decena. Alientan el descubrimiento y la diversión, pero también atentas al talento. “La niña que pasa de escuelas a competición es porque hemos visto que tiene unas aptitudes que le permiten tirar hacia arriba”, explica. “Dependiendo de las cualidades que tenga, se elige la categoría: escolar, promoción... Si hay gimnastas que van evolucionando mucho, pasan ya al absoluto y compiten a nivel nacional”.

La presentación tuvo un tono festivo.

La gimnasia rítmica ha estado sujeta a estereotipos. Si en parte se alimentaron de la realidad en otras épocas, quedaron petrificados y perviven en determinados miedos. “La gimnasia ha evolucionado un montón. A día de hoy, menos, pero se sigue luchando”, reconoce la dirigente del Maniotas. La exigencia física y mental, de corte militar o soviético, arredra. “Si una niña está cansada y dice que está entrenando, muchos médicos y profesionales tienden a responder: ‘No puede hacer tanto deporte’”.

Igual que en otras modalidades, como la gimnasia artística o la natación sincronizada, “el tema de la alimentación, ese fantasma, también sigue existiendo”, reflexiona Paula.

–Seeguro que no la dejan comer –sabe que piensan o afirman algunos cuando ven a una gimnasta delgada.

“Nada más lejos de la realidad”, sostiene. “Hoy en día las gimnastas se alimentan bien. No es como antiguamente, que su alimentación era un poco más corta para tener una tipología. Hoy en día, todas están vigiladas y pueden comer. En el club ni pesamos a las niñas ni hacemos ningún control de peso”.

Más en Ourense y Coruña

La barrera del sexo se ha revelado en muchos sentidos como la más inarbordable hasta el momento. La gimnasia rítmica masculina ha estado reclamando su inclusión en el programa olímpico. Los datos de captación siguen siendo pobres. Entre esos 114 gimnastas del Maniotas figura un solo niño, Unai Sánchez. Comenzó pronto y ha alcanzado la categoría júnior con un palmarés que descolla en títulos de Galicia y España. “Es uno de nuestros mejores gimnastas”, presume la presidenta. “Estamos encantados de que esté con nosotros. Y lo cuidamos mucho. Él está superintegrado con sus compañeras, feliz. Animamos a que vengan más niños. Sigue habiendo ese freno”.

“Si nos comparamos con otras ciudades, en Vigo aún estamos un poco lentos en ese aspecto”, advierte. “Pocos nos aparecen por la puerta y estamos deseándolo, la verdad. En la escuelita tenemos uno y otro empezó este año en un colegio. Vemos que en otros sitios crecen. Ourense tiene a cuatro compitiendo a nivel nacional ya. En A Coruña debe haber seis o siete”.

Las encrucijadas de la edad constituyen el último lastre. Muchas gimnastas abandonan con la mayoría de edad. “Cuando llegan a la etapa universitaria, si se tienen que ir de Vigo, resulta muy difícil. Cuando llevan compitiendo a nivel nacional toda su vida y son muy expertas, a lo mejor pueden compaginar unos horarios de entrenamiento específicos el fin de semana, cuando vuelven. Son pocas las que lo hacen, pero alguna, sí”. Menciona casos recientes: quien lo dejó por preparar la EBAU, con vistas a acceder a Medicina, y quienes se plantean quedarse en Vigo y prosiguen con su rutina de entrenamientos. “Depende un poco de la carrera que elijan, si se tienen que desplazar muy lejos, las ganas y la fuerza que tengan ya...”.

Una coreografía durante la presentación.

En todo caso, Paula García sostiene que el camino recorrido les será útil en el futuro. “Para la vida, te enseña mucho. Es un deporte muy disciplinado, de mucho sacrificio y de saber organizarse muy bien. Todo esto te deja un aprendizaje para el trabajo”, defiende. “Seguir practicando gimnasia rítmica es complicado. Dependes de una instalación, que solo te pueden facilitar los clubes. Pero todas encaminan su vida a seguir practicando deporte”.

En punto a infraestructuras, el Maniotas centraliza su actividad en la Vermella. “No podemos estar moviéndonos por pabellones porque el tapiz donde se entrena es muy grande y pesado. Necesita transporte adecuado. El alcalde nos dio la Vermella para nosotras, se comparte pero el mayor tiempo de horario lo tiene el club. Estamos bien. Todos los años nos van facilitando material para la escuela y demás. No tenemos queja”.

Con esos recursos, aspiran a seguir cosechando éxitos como el de Clara Longa, que en el Campeonato de España del pasado verano logró entrar en la final de cinta. “Nuestro objetivo es ir mejorando un poco en la tabla a nivel nacional, que nuestras gimnastas vayan subiendo cada vez un escalón más arriba, sobre todo en individuales”, fija Paula García. “A nivel autonómico, intentaremos estar en los puestos de arriba en todas las categorías. Solemos tener muy buenos resultados con todos nuestros equipos. Esperamos que siga siendo así”.

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