Tercer triunfo consecutivo del Sárdoma CF, segunda victoria en casa y sin encajar un gol. Y también segunda oportunidad seguida que Irene falla un penalti, esta vez lanzado fuera, con golpeo a su izquierda. Fue de esos partidos que conviene borrar de la memoria. El equipo blanquiazul se hizo con los tres puntos y no cede la segunda plaza, a la espera de que este fin de semana de descanso Interrías y Friol recuperen unos de sus partidos aplazados. Las viguesas están a un punto del líder Interrías, que se ha llevado un buen varapalo en Lugo, aunque esta vez el juego de las viguesas haya sido de lo más discreto. Sin embargo, las locales cuajaron un partido gris.

Ante un rival joven, inexperto y sin pegada, Yaiza abría el marcador antes de que se agotara el primer cuarto de hora. La galopada tenía premio y el marcador pudo haberse ampliado en otra acción de la sardomista, que esta vez no definió ante la guardameta gijonesa.

Un disparo de Paula Lorenzo, alto, y la acción del penalti sobre Irene, que ella misma fallaría, se convirtieron en las ocasiones más destacadas de la primera parte. El Sárdoma mandaba aunque no sentenciaba.

La salida en tromba de la segunda parte prometía. Yaiza la tuvo en el 48 y por la banda derecha del ataque vigués llegaban las ofensivas con mayor peligro. Faltaba, sin embargo, mayor empuje. Una volea de Cris (min. 65), último aviso local. De repente, el Sárdoma se convirtió en un equipo sin alma, sin hambre de gol, temeroso de atacar. Y el Sporting B empezó a buscar puerta. En el 76 avisaba Natalia Madrazo. El balón ya no era del conjunto gallego.

Ahí llegó la suerte del que va por arriba: un remate muy flojo de Nerea, colocado, acababa en el 2-0 por regalo de la portera visitante. Con todo, el peligro había llegado de nuevo por la banda derecha, con buen centro de Ainoa.

Ni con esas se animó el once que prepara David Ferreiro. Madrazo cabeceaba en el 81, Redruello lanzaba un zambombazo en el 85 que se iba alto por poco. Olalla tenía más trabajo que su rival. Incomprensible. El Sárdoma tocaba atrás como si tuviese miedo a atacar, aburría como si no fuese un candidato al ascenso. Hasta que en el descuento, otra internada por la derecha suponía el 3-0.