Novak Djokovic ha abierto la puerta del exclusivo Club de los 20 para sentarse en la cima del tenis mundial junto a Roger Federer y Rafael Nadal. El número 1 mundial logró su propósito tras conquistar su tercer Wimbledon consecutivo, el sexto de su palmarés y el vigésimo Grand Slam de una extraordinaria carrera en la que mantiene el pulso por ser el mejor de la historia con el suizo y el español.

El serbio lo logró al derrotar al italiano Matteo Berrettini por 6-7 (4), 6-4, 6-4 y 6-3. Una victoria que le permite sumar el tercer Grand Slam consecutivo esta temporada tras ganar el Abierto de Australia y Roland Garros. Una victoria que le permite aspirar a los cuatro grandes en una temporada que logró por última vez el australiano Rod Laver (1969) y la guinda que supondría el Golden Slam, si conquista dentro de un mes el oro en los Juegos de Tokio.

“No pararé”, aseguraba Djokovic cuando en la central le preguntaban por su 20 Grand Slam y el hecho de igualar a Federer y Nadal. “Ellos son la razón por la que estoy hoy aquí en un camino que comenzó hace años”, recordando su primer grande en Australia en 2008.

El número 1 mundial sumará este lunes 329 semanas al frente del ránking con 12.113 puntos y ya mostraba su ambición de seguir con su reto con la historia en busca del cuarto Grand Slam en Nueva York, el próximo mes de septiembre. “De momento quiero celebrar el éxito de hoy, tan especial para mí, pero objetivo es jugar y trabajar para conseguirlo”.

La final no fue fácil a pesar de que empezó muy favorable a Djokovic que, después de un inicio tenso, con dos dobles faltas en el primer juego y un break point salvado, tuvo un set ball’ con ventaja de 5-2 para cerrar la manga.

El partido, que el número 1 mundial llevaba el control sin demasiados apuros se le complicó tras tras perder esa oportunidad . El italiano salvó el juego tras casi 10 minutos de lucha y, en el siguiente, lanzado, rompió también el saque de Djokovic (5-4) para acabar forzando el tie break, que acabaría haciendo suy..

Berrettini era otro. Jugaba más atrevido, no parecía que la lesión le molestase . El italiano ya había sacado su martillo de derecha a pasear y acabó apuntándose la manga con un ace, ante la explosión de la grada de la central.

Si Djokovic buscaba entrar en la historia debía demostrarlo. Y lo hizo. Salió disparado apuntando cuatro juegos seguidos y volviendo a colocarse 5-2, como en el primer set. Pero de nuevo Berrettini le puso el miedo en el cuerpo para acercarse hasta el 5-4, aunque Djokovic ya tenía la lección aprendida y no falló en el siguiente saque que se apuntó en blanco e igualar el marcador a un set. Djokovic volvió a romper rápido en el tercer (2-1) y logró mantener la ventaja hasta poder levantar el puño tras apuntarse la manga. El número 1 enderezaba la situación.

El apoyo del público con Berrettini encrespó a Djokovic que levantaba el dedo índice, señalando quién era el número 1. Y lo demostró en cada jugada, con golpes geniales, una espectacular carrera a una dejada del italiano, de 50 metros para evitar un break point que para el 4-2, que hubiera complicado más el partido. Djokovic subió su intensidad hasta conseguir que Berrettini le entregara un nuevo break (4-3), con una doble falta.

El serbio sacaba ese lobo que lleva dentro con un furibundo grito tras el break. Ya no soltó la presa. No cedió ni un juego más hasta que, en el tercer match ball Berretini lanzó a la red un revés cortado. Después de 3 horas y 27 minutos de tensión el Wimbledon más ansiado era suyo.