El Guardés tachó la primera casilla del fin de semana. El equipo de Prades solventó en un irregular partido el duelo de cuartos de final de la Copa de la Reina ante el Liberbank y se liberó de la carbonilla que a veces impide arrancar a los equipos en esta clase de torneos fugaces. Inspiradas en el arranque, plomizas en la continuación, las guardesas gestionaron en el segundo tiempo la amplia renta que habían cosechado antes del descanso para plantarse en las semifinales del torneo. Un paso más cerca del sueño de estar en la final del domingo aunque eso es algo que está cerca en apariciencia, pero demasiado lejos en realidad.

El arranque del partido lo gobernó la sociedad que formaron Paula Arcos y Sarah Valero. Seis de los siete primeros goles del cuadro gallego fueron cosa de ellas. Al Liberbank no le permitieron ni arrancar el motor. 4-0 antes de que las gijonesas sintiesen que aquello ya iba en serio. Un destrozo considerable que pudo ser más grande si las de Prades no hubiesen cometido tantas imprecisiones en ataque. Cuatro pérdidas en los diez primeros minutos que permitieron a las asturianas acercarse algo en el marcador, aunque cuando lo hicieron el Guardés bajó la persiana. Carratú paró todo lo que debía y la defensa hizo el resto. Un gol encajaron las gallegas en los últimos doce minutos del primer tiempo, lo que da una idea de la intensidad con las que se tomaron ese tramo del partido. Ahí vieron claro que estaba la posibilidad de abrir un agujero del que el Liberbank ya no fuese capaz de salir. Y a esa tarea se aplicaron con abnegación. Eficaces en ataque, implacables atrás. El 16-9 del descanso refleja la sensación de asfixia que las gijonesas sufrieron antes de llegar al descanso.

El Guardés amagó en la vuelta de los vestuarios con querer despachar por la vía rápida el duelo. Paula Arcos siguió con su hiperactividad y el Guardés tocó techo con el 18-10 tras un gol de Lorena Pérez. Y ahí el cuadro gallego sufrió un apagón. Es verdad que el Liberbank –empujado por Palicio–encontró la portería con más facilidad y que Carratú dejó de parar, pero hubo una evidente relajación en el bando guardés. Con 19-14 y el equipo dando señales inquietantes Prades solicitó tiempo muerto y trató de activar al grupo. Pero costó ponerlo de nuevo en marcha. Se multiplicaron las pérdidas en ataque y el Liberbank siguió dando pequeños pasos. Felizmente Carratú volvió a aparecer en ese momento delicado y evitó que el balance de daños fuese más grande. Pero las gijonesas no dejaron de creer y siguieron estrechando el marcador. Todo lo que lograron fue situarse a tres goles (25-22) con cinco minutos por jugar. Era evidente que perseguían casi un imposible después de haberse visto ocho goles abajo, pero el Guardés, impreciso, en ningún momento cayó en un ataque de histeria. Entendía que iba a encontrar la solución. Fue Paula Arcos la encargada de poner orden. Con la defensa abierta de las asturianas tratando de forzar pérdidas o ataques muy rápidos, la petrerí fue un martillo. Ella anotó los tres goles siguientes (acabó el partido con nueve anotaciones) para zanjar la cuestión y sellar el pase de las guardesas a las semifinales que disputarán hoy. Un partido que no va a permitir la versión del segundo tiempo que ofrecieron ayer. Pero eso ya lo tienen claro.