Sobre un auténtico patatal que dista de ser un terreno de juego acorde a la imagen de Vilagarcía y de un club de 75 años de historia, el Arosa y el Alondras firmaron un empate sin goles. Un resultado que sabe muchísimo peor para un equipo local que no solo ve las plazas de ascenso directo un poco más lejos, sino que también cede el tercer puesto en el último partido para caer a la quinta plaza en la que empezará la liguilla de seis equipos y seis partidos de la que consta el tramo decisivo del curso. Salió el Arosa dispuesto a no dejarse nada en el tintero ante un rival que venía de jugar el miércoles y al que un ritmo alto podría costarle el partido. Lo cierto es que los vilagarcianos se adueñaron del balón y lo distribuyeron con un criterio que desbordó a su rival en un arranque espectacular. En medio de las prisas y la desesperación viendo que el marcador no se movería, transcurrieron unos últimos minutos en los que la resignación empezaba a hacer mella tanto dentro como fuera del terreno de juego. Finalmente un empate sin goles ante un compañero de viaje en la segunda fase.