Ríos de oro, como fuente de riqueza que fue y será. La Gold River Race, que recorrerá las aguas continentales gallegas, tiene vocación de convertirse en la prueba de piragüismo más larga del mundo. Ese objetivo se reserva a partir de 2022. Nace ahora, en tiempos de pandemia, acortada en su formato ideal, pero ya ambiciosa. Los organizadores esperan reunir, entre el 24 y el 27 del próximo mes de junio, a 200 de los mejores especialistas mundiales. “Es un proyecto de país, de mostrar las cualidades excepcionales de Galicia”, resume su promotor, Manuel Seoane.

Seoane ha ido cosiendo voluntades. En la génesis de la Gold River Race participan Club Marítimo de Vigo, Club Marítimo de Canido, Liceo Marítimo de Bouzas, Club Piragüismo Olívico, Federación Gallega y Federación Española. La Xunta la ha incluido dentro del calendario de eventos oficiales del Xacobeo. El comité organizador se ha reunido ya con alcaldes de los concellos implicados. Visitarán a los clubes de cada zona. “La respuesta está siendo impresionante. He pedido unidad y la estoy obteniendo de todos los colores políticos”, asegura Seoane.

A la prueba se la bautiza por aquella tradición aurífera de la Gallaecia romana. En el diseño figuran siete etapas, partiendo de las Médulas para llegar a A Guarda. Ponferrada, O Barco, Quiroga, Os Pares, Ourense, Castrelo de Miño, Crecente, Salvaterra, Monçao o Tui serán sus principales pasos. Será cuando se superen los 300 kilómetros de la Regata Internacional de Río Negro, la cita argentina que fija el récord de longitud.

En la primera edición, sin embargo, se ha fijado un recorrido más corto, adaptado a las circunstancias. El 24 de junio se iniciará el evento con entrenamientos oficiales y recepciones. Después, del 25 al 27, tres etapas: Augasmestas Quiroga-Monforte, Sober, Os Peares (50 kilómetros); Ourense-Toén-Cenlle-Castrelo de Miño (30); Crecente-Arbo-As Neves-Salvaterra (30). Cada jornada tiene su nombre, vinculada a la denominación de origen de sus vinos: Ribeira Sacra Race, Ribeiro Race y Rías Baixas Race.

La Gold River Race se reserva al K-2, aunque los organizadores están estudiando la posibilidad de abrirla a canoas. Iván Alonso, dos veces campeón del mundo y cinco de Europa, se encargará de la coordinación técnica. Durante las próximas semanas estudiará al detalle las zonas de Sil y Miño que se van a recorrer. y los puntos de porteo Los ríos son escenarios cambiantes, que se deben someter a constante vigilancia. El comité ya admite de entrada que los palistas pueden optar por trazados terrestres en tramos especialmente complicados, como al paso por Arbo. Aunque la calidad de los participantes será máxima.

Si bien también se contempla una regata popular, de entre 1.000 y 1.500 palistas, es otro de los aspectos que deberá esperar como mínimo hasta 2022. La Gold River Race se estrenará exclusivamente en su vertiente de élite, con 200 piragüas,tanto masculinas como femeninas (los premios en metálico, que alcanzarán los 15.000 euros, se repartirán de manera igualitaria). Los organizadores esperan contar con los mejores especialistas, como los sudafricanos. Y naturalmente con representantes de la prolífica escuela gallega. Seoane sostiene: “El piragüismo está muy enraizado en la sociedad gallega y es el deporte que más triunfos le ha dado, con un seguimiento brutal”.

La Federación Española ha prometido que esta primera edición ocupará de manera inmediata una posición de máxima calidad en el calendario internaiconal. “Será el evento deportivo más importante del interior de Galicia”, asegura Manuel Seoane, que solo admite la comparación con determinadas citas automovilísticas y hasta en esto pretende una vinculación. Ya ha hablado con una escudería ourensana para combinar en el futuro la Gold River Race con un rally de coches clásicos.