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El viaje es su destino

Juan Noguerol y Andrea Díaz se han proclamado campeones de España de mototurismo

El viaje es su destino 1:1 Fotografía

Juan Noguerol y Andrea Díaz se han proclamado campeones de España de mototurismo. Juntos sobre la montura pero por separado, como piloto y copiloto. Para Juan supone en cierto modo la culminación de un viaje que comenzó sobre el regazo de su padre, Modesto, fundador del Club Moto Vigo. Miles de kilómetros sin que importase demasiado la meta porque el destino era cada instante. En ese disfrute consiste la novedosa modalidad que practican.

Adicto a las motos desde niño y como herencia, el acelerón le llegó a Juan en 2018. Spidi, marca de ropa especializada, lo eligió para su proyecto “test and ride”. Al principio, 3.000 kilómetros y tres países, fotografiando los paisajes más emblemáticos y espectaculares. Satisfechos con su trabajo, que exhibe en Instagram, los responsables de Spidi decidieron convertir en vitalicio su papel de embajador de la firma. Las cifras han aumentado desde entonces a 16 países y 30.000 kilómetros.

En uno de los eventos de Spidi, en Italia, le propusieron que probase el mototurismo. Una variante que en el campeonato trasalpino congrega a un millar de participantes. Juan Noguerol y Andrea Díaz indagaron, palparon y se sintieron seducidos.

El Campeonato de España de mototurismo consiste en una serie de citas que la federación fija. Algunas son exclusivamente presenciales: los participantes viajan a esa localidad, sometiéndose a controles y verificaciones sobre el desplazamiento efectuado. “Son las más aburridas y fáciles”, conviene Juan. La mayoría, sin embargo, añade exámenes especiales en esas sedes. Pueden ser de orientación (fotografías con lugares por los que pasar con el menor número de kilómetros posible), navegación (con horas tope de salida y llegada), geolocalización (igual, pero con coordenadas de GPS) y regularidad (en pista o en exterior, con diferentes métodos para comprobar la capacidad de los pilotos de atenerse a una velocidad media). Es en estas especiales “donde está la aventura, el picante”.

En ningún caso se anima al exceso de velocidad, que supone la expulsión. Según las pruebas, es posible asumir riesgos fuera de pista, como el pedregal valenciano que le arañó a Juan caballete y escape. La organización, que puede utilizar radiobalizas o apps, esconde a veces las localizaciones como aquella situada junto a un cuartel de la Guardia Civil. “Todos los de la Benemérita, mirando para nosotros”, se ríe Juan.

"Todos los de la Benemérita, mirando para nosotros”

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Juan Noguerol y Andrea Díaz, ganadores 1:1 Fotografía

Cada miembro de la pareja tiene su propia competicion, ya que el copiloto no puntúa o participa en algunas especiales. En la parte presencial cuenta la distancia recorrida desde el lugar de origen de los competidores. “Eso nos ha beneficiado, aunque ha supuesto un esfuerzo añadido. Porque vivimos en la ciudad más bonita del mundo, pero las últimas pruebas del Nacional fueron en Sevilla, Jaén y Valencia... Nos hemos comido siempre 2.000 kilómetros de viaje a mayores de las 10 o 12 horas de moto que después te esperan en las especiales”. Cantalejo, Calpe y Albaida fueron las tres primeras.

La rutina en esa media docena de odiseas se repetía: Juan recogía el viernes de tarde a Andrea, a la salida del trabajo, y hacían noche en carretera para estar en línea de salida a la madrugada siguiente. Tras los ajetreos del fin de semana volvían a casa, a sus obligaciones laborales. Le suman las horas delante del ordenador, calculando reducción de consumos, estrategias, itinerarios... Han aprendido con sufrimiento. En Pingüinos, como se llama la reunión de Cantalejo, descubrieron la justicia del nombre a golpe de -6 grados. La valenciana de cierre ha respondido igualmente a su denominación Iron Motard. “La más dura y la más divertida”, proclama.

A esa clausura acudieron ya como líderes. Andrea, sobrada; Juan, más apurado. Ambos culminaron la conquista en la primera especial, la de orientación, que tras 65 kilómetros comprimió a los trece primeros en apenas 950 metros. Juan yAndrea quedaron segundos por 350 (“una equivocación mía”, admite el piloto), pero por delante de sus principales perseguidores. Aunque en alguna prueba se han superado los 350 preinscritos, para la general global han competido 62.

Noguerol destaca la amabilidad de Guardia Civil y policía en sus travesías por un país muchas veces confinado a escaques autonómicos –disponían de un salvoconducto federativo– y la pericia de los organizadores para concluir el certamen pese a los obstáculos. Dunlop España, Rodamoto, Kawasaki Europa, HJC España, Siscom y J1, además de Spidi, han constituido sus apoyos. Con sus monturas (Suzuki BurgMan 650, Zontes 310 T2 y Kawasaki Versys 1000) tienta los 30.000 kilómetros este año, pese al Covid. En 2019 se acercó a los 40.000. Y cada uno de ellos ha merecido la pena.

A un paso del título mundial

“Noguerol, Díaz, Club Moto Vigo” se escucharán, en la llamada al estrado, durante la celebración de la gala de la Federación Española de Motociclismo “entre tantos nombres catalanes y valencianos, que monopolizan el mundo del motor”, se ilusiona Juan. Y fantasea con que suceda lo mismo en la gala de la Federación Internacional, en Mónaco. No es delirio, sino cálculo. El vigués, en este ocasión sin su copiloto, que no puntúa, lidera el Mundial Absoluto FIM Touring a falta de una sola prueba.

"Es un sueño cerquita de hacerse realidad. Casi no me gusta hablar de ello porque me pongo nervioso”.

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Tras nueve de las diez pruebas, completar ese último paso casi depende más de las circunstancias que del propio Noguerol. La Travesía Centroamericana, por Guatemala, Honduras y El Salvador, debería clausurar el Mundial. Covid y huracanes amenazan su disputa. “No me hace gracia y tampoco a mi familia”, confiesa el vigués.

“Si dan por cancelado el Mundial, me da algo”

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En realidad, si finalmente se celebra esa travesía, le llegaría con presentarse allí, incluso sobre una moto alquilada como ya hizo en una cita anterior también en tierras guatemaltecas. Tal es su ventaja tras batir todos los récords en la 20.000 Le Sur Mers de Suiza, “la más chula de todas las pruebas”, y su victoria en la Lés a Lés de Portugal. En caso de supresión, el número de citas completadas supera el mínimo exigido por la FIM. Pero el organismo internacional debería reunirse para adoptar una decisión definitiva. “Entre pruebas del Nacional y del Mundial, ha sido un palizón desde que se terminó la cuarentena de la primera ola del Covid”, recapitula Juan. “Si dan por cancelado el Mundial, me da algo”.

En recuerdo de su padre

El Club Moto Vigo es más que una necesidad administrativa o un logo que decora chupas y carenados. Juan decidió reactivar la escudería, de acuerdo con Andrea Díaz, en recuerdo de su padre, el doctor Modesto Vázquez-Noguerol, y de “una época dorada” para su memoria íntima y la general de la afición gallega.

“Recuperamos el logotipo, hablamos con las federaciones gallega y española, pagamos las tasas atrasadas y lo hemos puesto todo a funcionar”.

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Porque el Club Moto Vigo “es el decano del motociclismo español”, precisa el piloto. Lo fundó a finales de los sesenta un grupo de pioneros en el que militaban Pepe Novo o Secundino Ponte además de su padre, que lo presidió. La actividad de la escudería resultó especialmente intensa durante los años ochenta, con la Vuelta a Galicia, patrocinada por El Corte Inglés, que Juan rememora: “Doscientos pilotos venidos de toda España y Portugal, en la Avenida de la Florida, y luego recorriendo Galicia durante cuatro o cinco días hasta acabar en el Gran Hotel de A Toxa... Era una prueba de regularidad con controles secretos, con un despliegue de medios sin parangón en el mundo del motor”.

Había otras actividades, como el Trial de Belesar, pruebas de motocross... Criaderos de especialistas posteriores como los Hernández o los Ramilo, que igualmente conservan la vigencia de aquellas raíces. “El mundo de la moto se fraguaba en torno al club”, resume Juan.

La entidad decaería después, por falta de pilotos que la representasen. Juan decidió reactivarla cuando Andrea y él acometieron los retos del Mundial y el Nacional de mototurismo. “Queríamos llevar el nombre de la ciudad con mucho orgullo. Nos apetecía mucho. Se cumplía además el décimo aniversario del fallecimiento de mi padre” ,explica Juan.

“Recuperamos el logotipo, hablamos con las federaciones gallega y española, pagamos las tasas atrasadas y lo hemos puesto todo a funcionar”.

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