Gracias a sus marchadores, el Baix Llobregat se convirtió durante la transición española en la tierra prometida del atletismo nacional. Jordi Llopart fue su gran valedor, todo un pionero, el primer atleta español en subir a un podio olímpico (plata en 50 kilómetros marcha en Moscú-1980).

Llopart ya había avisado dos años antes de su extraordinaria capacidad competitiva para una especialidad tan larga y dura como la marcha atlética. En Praga, en 1978, el catalán ganaba el título europeo en la misma distancia, y desde entonces figura también como primer campeón de Europa del atletismo estatal.

Junto con Josep Marín –nacido también en El Prat–, Llopart formó una pareja deportiva cuya gran rivalidad les condujo a la excelencia, llegando a ser un referente nacional e internacional en los ochenta. Llopart fue compañero de equipo en el FC Barcelona de José Manuel Abascal, rival de José Luis González en los 1500 metros y en las millas urbanas.

Los vibrantes duelos deportivos sobre el asfalto produjeron un efecto llamada, sacando a muchos españoles a correr a la calle y, en el caso de la marcha, situando en el mapa a la escuela del Baix Llobregat como gran polo de atracción para caminantes profesionales. Su influencia se ha ido actualizando con el paso del tiempo gracias al éxito de sus nuevos talentos, repartidos por toda la geografía nacional.

La marcha es la especialidad que más ha hecho izar la rojigualda en los grandes eventos internacionales, como campeonatos europeos, mundiales o Juegos Olímpicos. También la más salvadora, la que suele abrir la lata o sostener el medallero de la Roja, puede que en demasiadas ocasiones. La primera mujer en conseguir una medalla olímpica para el atletismo español también fue una marchadora y del Baix Llobregat: María Vasco, con su sorpresivo y no por menos merecido bronce en los 20 kilómetros de Sidney 2000.

El éxito continental y olímpico del pionero Llopart le sitúa entre los precursores del deporte español, como Severiano Ballesteros, Manolo Santana o Ángel Nieto, surgidos casi por generación espontánea del páramo deportivo que dejó la dictadura tras su agonía.

Fue el padre, Moisés Llopart, quien introdujo a su hijo en esta especialidad al fundar el club de atletismo en la fábrica de textiles de La Seda, la empresa en la que trabajaba. Como la mayoría de los niños en aquella época, Jordi se inició corriendo campo a través y carreras largas en pista, pero en 1976 ganó el campeonato nacional de 20 kilómetros marcha y ya no paró de sumar títulos. Dos años después lograba el de 50, que repitió en ocho ocasiones, incluyendo un récord de Europa (3.44.33) en 1979, en Reus. También fue olímpico en Los Ángeles-84 y en Seúl-88.

Rebasados los 40 años de edad y en plena efervescencia olímpica, Llopart no consiguió clasificarse para los Juegos de Barcelona, pero pudo contemplar como uno de sus pupilos, Daniel Plaza, lograba el primer oro olímpico del atletismo nacional. Gracias a un técnico que descubrió entre sus alumnos más destacados al incombustible Ángel García Bragado, campeón mundial en 1995 y aun en activo.

El prestigio y la personalidad de Llopart le hicieron gozar de reconocimiento internacional. Su sabiduría fue apreciada y valorada por la venerable federación de atletismo japonesa, que lo tuvo como asesor. También la escuela italiana de marchadores requirió sus servicios. Y la caminata mejicana. El subcampeón olímpico se diplomó también en Turismo, como asistente técnico sanitario, y trabajó como administrativo en el consistorio de El Prat.

Su carrera laboral no resistió, sin embargo, la crisis financiera de la pasada década. Su fallecimiento revaloriza el legado deportivo de un pionero del Baix Llobregat en una especialidad ignorada casi siempre por el gran público. «No me sentía ridiculizado. Nos decían cosas por las carreteras cuando nos entrenábamos, por lo del contoneo. Había una gran incultura deportiva y no se sabía que la marcha es una de las pruebas más antiguas», recordaba Llopart tras el éxito del murciano Miguel Ángel López, oro en 20 kilómetros en el Mundial de Pekín 2015.