Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Historias Irrepetibles

Adiós al ogro de Old Trafford

Esta semana falleció en su casa de Mánchester Nobby Stiles, el mediocampista miope y desdentado que representaba la cara más dura de la Inglaterra campeona del mundo en 1966

Piedefoooooooooto pie. | // FARO

Matt Busby tenía buen olfato para los futbolistas. Solo así puede entenderse que viese algún futuro en aquel joven que en 1957 había ingresado en las categorías inferiores del United. Era pequeño, flaco, miope, desdentado y no llamaba la atención por ninguna cualidad técnica. Jugar para el equipo de Manchester, del que era un hincha acérrimo, era el sueño que perseguía desde su conflictiva niñez. Porque Nobby Stiles era un gamberro de manual, famoso en el barrio de Collyhurst -al norte de la ciudad- por las peleas que frecuentaba, por hacer novillos y complicar la existencia de su padre, dueño de una funeraria, que sufría para domar aquel espíritu rebelde. Su perfil invitaba a pensar que su paso por la factoría de Mánchester sería efímero.

Pero Busby se sintió impactado por su capacidad de esfuerzo, por su sacrificio y por la decisión con la que competía pese a que resultaban evidentes algunas carencias técnicas. Cuanto más físico era el juego mejor se desenvolvía y más disfrutaba. Jugaba como lateral derecho y aunque no era más rápido ni más fuerte que sus rivales, resultaba difícil ganarle en el cuerpo a cuerpo. Por eso tomó la decisión de subirle en 1960 al primer equipo en el que comenzó a desempeñarse como defensa. Por aquel entonces el United aún trataba de levantarse después de la Tragedia de Munich de 1958 y Stiles fue uno de los jóvenes que se unieron a los supervivientes del accidente en busca de la gloria que el frío y el hielo les negó. Busby tuvo entonces una idea brillante, la de convertir aquel tosco lateral en un medio defensivo sin otra misión que la de proteger la espalda de sus mejores jugadores (Charlton y George Best) y barrer todo lo que cayese en su zona. Sin saberlo, el genial responsable técnico del Manchester United acababa de crear el pivote defensivo que ahora mismo es indispensable en cualquier equipo del mundo. Y con esa decisión fabricó un personaje y una leyenda porque Stiles pasó a ser el “maldito” oficial del fútbol inglés, el primer futbolista que salía al campo con la misión de anular a la estrella rival recurriendo a los medios que fuese necesario. Con la pelota en los pies era un funcionario que la entregaba sin complicarse la vida a los grandes talentos que tenía por delante; sin ella era un legionario que convertía cada balón dividido en una cuestión personal.

Stiles protesta a un árbitro en un partido en Inglaterra

Su fama e importancia no pararon de crecer desde que en 1963 se hizo con un sitio entre los titulares del United con solo diecinueve años. Disfrutaba al máximo con su papel de ogro e incluso comenzó a jugar sin prótesis porque su boca, sin apenas dientes, le confería un aspecto si cabe más terrorífico. La leyenda decía que los había perdido jugando al fútbol aunque él siempre negó esa circunstancia. Pero una sonrisa de Stiles conmocionaba a los rivales y parecía anunciarles el tormento al que estaban a punto de ser sometidos. Posiblemente Busby, un visionario, estaba tras esa decisión de prescindir de la dentadura postiza en los partidos como lo estuvo en la de hacerle jugar con lentillas después de que fuesen los compañeros de equipo los que le advirtieron que sufría para leer cualquier letrero e incluso para jugar a las cartas por culpa de su miopía. Trataba de ocultarlo por miedo a que eso pudiese frenar su carrera. Busby disfrutaba de su creación y acuñó frases célebres en torno a su futbolista de quien decía que “es capaz de escupir en varios idiomas”. Le llovieron los apodos (”El Drácula inglés”, “Nosferatu”…) y en Europa su llegada constituía un acontecimiento casi tan grande como ver a Bobby Charlton.

Eusebio cabecea mientras Stiles trata de tapar el remate en la semifinal del Mundial de 1966 / Stiles se abraza a Charlton tras ganar la Copa de Europa de 1968

Eusebio cabecea mientras Stiles trata de tapar el remate en la semifinal del Mundial de 1966 / Stiles se abraza a Charlton tras ganar la Copa de Europa de 1968

Alf Ramsey, el seleccionador inglés, tuvo que rendirse a la evidencia. En 1965 convocó a Stiles por primera vez. Estaba preparando el equipo que debía jugar como local el Campeonato del Mundo que se celebraba un año después y se decidió a probar la idea que estaba triunfando en Manchester. No le decepcionó. Su fiereza se instaló de inmediato a la selección y cuando arrancó el Mundial de 1966 era indiscutibles. Durante aquel torneo que acabaría cayendo del lado inglés se habló mucho de la importancia de Charlton, de Hurst, de Law, de Moore, de Banks, del arbitraje, pero sin Stiles nunca habrían sido campeones. Jugó a un extraordinario nivel y siempre será recordado por el impresionante marcaje que le hizo a Eusebio, el mejor de aquel torneo, en la semifinal en Wembley. “Hazle sufrir” le dijo Ramsey antes de comenzar el partido. Aquel día utilizó todo su repertorio para frenar al fabuloso atacante portugués que terminó desquiciado ante aquel despliegue defensivo, ante sus protestas, sus comentarios, su infinito muestrario de malos modos. La maravillosa y delicada Portugal no estaba preparada para semejante pelea callejera. Inglaterra ganó la final a Alemania pocoss días después y Stiles protagonizó una de las imágenes del torneo. Sobre el césped de Wembley, abrazado al trofeo y sin los dientes postizos comenzó a bailar de forma esperpéntica, braceando y pateando el suelo. La “Danza de Nobby” la llamaron los periódicos.

Stiles conduce un balón en un partido con el United

Su presencia en la selección fue menguando progresivamente (solo alcanzó 28 internacionalidades, solo jugó el partido por el tercer y cuarto puesto de la Eurocopa de 1968 y aunque fue convocado no disputó ni un minuto del Mundial de 1970), pero con el Manchester United alcanzaría uno de sus grandes sueños al ganar en Wembley la Copa de Europa en 1968 al Benfica de Eusebio, quien le generó muchos más problemas que la primera vez que ambos cruzaron sus caminos. Otra vez Stiles participaba en una vuelta olímpica al colosal estadio londinense. Solo él, Bobby Charlton y John Connelly habían estado en ambas noches de gloria para el fútbol inglés.

Su importancia fue cayendo y, en silencio, como correspondía a alguien que nunca reclamó un protagonismo que no le pertenecía, se marchó del club de su vida y aún jugó unos años en el Middlesbrough y el Preston North End. Su carrera como técnico fue también corta, dando saltos de aquí parta allá, aunque sus mejores años fueron los que pasó trabajando en la cantera del United y colaborando en el alumbramiento de aquella generación que formaron Giggs, Beckham, Scholes, los hermanos Nevilla y Nicky Butt.

“¿Nobby Stiles un jugador sucio? De ninguna manera. Jamás ha lesionado a nadie. Eso sí, reconozco que ha asustado a unos cuantos”

decoration

En los últimos años volvió a protagonizar un par de noticias relevantes que dan fe de su personalidad. En 2001 fue uno de los cinco jugadores campeones del mundo en 1966 que recibieron la Orden del Imperio Británico que de forma inexplicable aún no tenían. Una injusticia subsanada. Y hace apenas unos años se supo que Stiles subastaba la medalla que recibió como campeón del mundo así como diferentes recuerdos de aquella época. A todo el mundo le extrañó la decisión. Se dijo que se debía a problemas económicos y puede que fuese cierto aunque él siempre dijo que era la mejor forma de resolver un conflicto familiar: “A mis tres hijos les gustaría quedarse con la medalla. ¿A cuál se la dejo? Como no sé solucionar el tema prefiero venderla y que se repartan el dinero que saque por ella”. Un comprador anónimo pagó entonces 250.000 libras por ella. Días después se conoció su identidad. Había sido el Manchester United que se la devolvió a Stiles con la promesa de que el día que muriese la medalla se guardase en el museo de Old Trafford. Es lo que hubiese querido Matt Busby, el hombre que mejor le conoció y describió: “¿Nobby Stiles un jugador sucio? De ninguna manera. Jamás ha lesionado a nadie. Eso sí, reconozco que ha asustado a unos cuantos”.

Esta semana Nobby Stiles, la cara más dura y al mismo tiempo cómica de aquella Inglaterra campeona del mundo en 1966, murió en su casa de Mánchester a los 78 años de edad. La medalla que recibió entonces ya puede descansar para siempre en Old Trafford.

Compartir el artículo

stats