Simón González, trece veces campeón del mundo de kickboxing, ha encontrado dignos sucesores en los discípulos que tutela en su gimnasio. Alberto Loureiro, que ya era campeón de España profesional de savate, ha logrado ese mismo título en su tercera pelea en kickboxing. En la misma velada, en Bouzas, ha debutado estelarmente como profesional Pablo González Izard.

González Izard saltó primero al cuadrilátero de Bouzas para medirse al portugués Baltaru. "Normalmente me pongo nervioso en la esquina y más en profesional", confiesa Simón. "La gente está más preparada, no sabes cómo se van a desarrollar los combates y aumenta el riesgo de lesión al pelear sin casco ni espinilleras. Pero con Pablo he disfrudado".

El entrenador define la actuación de su discípulo como "un auténtico espectáculo de técnica, desarrollo, distancia... Fue como un libro abierto de kickboxing. Desarrolló las técnicas de manera perfecta, bien ejecutadas, con clase, sin enganches ni fajamiento". Aunque Balturu aguantó en pie, el triunfo del vigués a los puntos resultó incontestable.

El éxito permitió a Simón afrontar con mayor tranquilidad la pelea estelar de la noche. Alberto Loureiro retaba al campeón profesional de España en semipesados, el vasco Adrián Rebolé. El "relámpago dorado" del ring no ofreció resquicios pese a que Rebolé sorprendió con su planteamiento. Lo conocían a la contra de la pelea por el nacional amateur, que ya había ganado Loureiro. Esta vez el vasco salió ofensivo. Loureiro exhibió la versatilidad técnica que Simón le ha enseñado. Envió a Rebolé a la lona en el tercer asalto, mantuvo su presión en el cuarto y también acabó el quinto dominando para ceñirse el cinturón de campeón ante 800 enfervorizados espectadores.