El Atlético de Madrid aún mantiene en el aire su clasificación para los octavos de final de la Liga de Campeones, pendiente de la última jornada, sin posibilidad ya de alcanzar el liderato de su grupo, propiedad del Juventus y de Paulo Dybala, el factor que doblegó al conjunto rojiblanco (1-0).

Inadvertido Cristiano Ronaldo, finalmente titular, el atacante argentino decidió la derrota del Atlético, la segunda consecutiva en la competición europea, con un golazo de falta directa al borde del descanso; un obstáculo insalvable para el equipo madrileño, que fue competitivo, aparente, pero generó pocas ocasiones y no marcó goles.

No tuvo ni destreza ni determinación ni desborde en su zona ofensiva, todo lo que sí condensó el primer tiempo de Dybala, que presiona al conjunto rojiblanco para la última jornada. El cálculo está claro: si gana al Lokomotiv en el Wanda Metropolitano estará en octavos; si pierde o empata necesita que el Leverkusen no venza. Así están las cosas hoy por hoy para el Atlético, que solo ha ganado cinco de sus últimos 16 partidos oficiales y que insistió en la búsqueda del empate toda la segunda parte, con más fe y ganas que precisión y remate. El pasado 12 de marzo, su despropósito en Turín fue sonoro, con un 3-0 inexcusable; ocho meses después, también perdió, pero con otra imagen, vivo en el partido hasta el final, incluso en el último instante con una opción de Morata.

Ya la idea de partida fue diferente. No fue un equipo tan temeroso. Ni tan superado. Ni siquiera con la puesta en escena y la presión del Juventus. No se limitó sólo al repliegue. Ni tampoco a esperar a su rival. Ni sufrió tanto, pero apenas tiró. No le bastó con eso para irse al descanso con al menos un empate, porque enfrente estaba Paulo Dybala. Cuando el partido ya intuía el descanso sin cambios en el marcador, el '10' lo culminó con un golazo inesperado.