El partido de Copa del Rey disputado el pasado fin de semana por el Acanor Novás quedará para siempre grabado en la memoria de Alejandro Dorado. El juvenil se convirtió, a los 15 años, en el debutante más joven con el primer equipo del conjunto de O Rosal. Después de hacer la pretemporada con ellos, Quique Domínguez le concedió sus primeros minutos el sábado, ante el Ford Alisauto Torrelavega, ante el que logró por vez primera en su historia superar una ronda de Copa del Rey.
"Ganada a pulso su convocatoria con el primer equipo. Muy trabajador y humilde, virtudes que sin duda le harán mejorar y tener nuevas oportunidades en el futuro", elogiaba el técnico del banquillo rosaleiro tras el encuentro.
Orgulloso se mostraba su tío también, el capitán del Acanor, que pudo compartir cancha con su sobrino, aunque fuera unos minutos. "Está muy contento porque pudo cumplir un sueño que tenía desde hace mucho tiempo", indica su tío. "Ya había hecho la pretemporada con nosotros y esta última semana teníamos varias bajas y lo llamaron para que viniera a entrenar", prosigue, al tiempo que asegura que "no sabía nada" de que el sábado debutaría. "Es muy joven y físicamente aún le queda mucho para formarse, pero es una gran experiencia para él, un premio a su trabajo y un gran ejemplo para otros jugadores jóvenes, que ven que el esfuerzo se ve recompensado de esta manera y que se le dan oportunidades a los jóvenes".
Alex tiene a su tío como espejo y también a su padre Enrique Dorado, que también militó en el Novás, en Segunda Nacional, llegando a jugar una fase de ascenso. "Ya no sigue mis pasos, su referente es su tío", recalca su progenitor, orgulloso de su hijo pero también con un mensaje de calma. "Es muy joven aún y tiene que centrarse en el equipo juvenil", insiste.
Con sus antecedentes familiares lo lógico sería pensar que estaba predestinado a las canchas de 40x20, pero también llegó a practicar atletismo y jugó como portero en un equipo de fútbol dos años. Con la edad, "todo se complica y hay que elegir", dice su padre. Como no podía ser de otra forma, su elección fue el balonmano. "Tiene muy buenas condiciones físicas, muy buen salto, muy buen cambio de dirección, pero aún le falta, sobre todo, tomar decisión, la táctica y mejorar también físicamente, pero es normal, tiene solo 15 años", dice Manu Martínez. Ha podido cumplir su sueño con dos minutos que no olvidará jamás. "Esperemos que vengan muchos más", anhelan su padre y su tío.
