El Arosa no tuvo la fortuna de cara en Porta Santa. Un nombre del campo que quizá fue una premonición de lo que le esperaba a los de Rafa Sáez en materia ofensiva. Un desacierto absoluto que incluso llevó a desperdiciar un penalti ante un rival que jugó prácticamente toda la segunda parte en inferioridad.

A los vilagarcianos les tocaba reinventarse para poder competir lo mejor posible ante su escaso número de efectivos disponibles. Sáez tiró de Trapero para hacer las labores de stopper en la medular junto a Julio Rey, más centrado en la creación.

Las acciones a balón parado eran todo un suplicio para los arlequinados. Tras un aviso previo, los locales tuvieron una excelente oportunidad con una falta lateral que cabeceó Pablo Rodríguez al poste. El aviso hizo crecer al Arosa que crecía a medida que lo hacía el protagonismo de Julio Rey.

Las ocasiones empezaron a acumularse en la portería local. Javi Otero y Chiqui avisaron de las intenciones, y poco después, Julio Rey demostró su calidad en el balón parado. Primero con una falta lateral que terminó repeliendo el poste y, poco después, con un saque de esquina que casi se convierte en un gol de los denominados olímpicos. También Pablo González tuvo una situación franca, pero su remate se fue muy arriba.