El Coruxo cerró su periplo con los equipos de la zona alta de la clasificación sumando su tercera derrota consecutiva, tres encuentros donde los jugadores entrenados por Jacobo Montes no fueron capaces de marcar un solo gol.

La Ponferradina no era el mejor rival para iniciar la remontada, aunque en un principio el partido fue mucho más equilibrado de lo que podría suponerse al principio. Fue un choque donde el Coruxo fue de menos a más, pero no lo suficiente como para llevarse la victoria o, como mínimo, un empate.

Los once primeros segundos de juego dieron con la clave por donde iría el encuentro, y no fue otra que la velocidad de Dani Pichín por la banda izquierda. En esos pocos segundos, el interior dejó en evidencia a Lucas, que tuvo muchísimos problemas durante todo el choque para frenarlo. De hecho, tras el paso por el vestuario, Pichín repitió una jugada que ya había realizado en la primera parte. En aquella ocasión Yuri falló en boca de gol, pero a los siete minutos de la reanudación colocó bien el pie para marcar el único tanto del encuentro. En descargo del lateral, hay que recordar que Lucas es central, y debido a las circunstancias debe ocupar ese puesto en banda.

La buena noticia, dentro de lo que supone una derrota, fue el debut de Javi Megía, que disputó sus primeros minutos tras cinco jornadas de ausencia. Su presencia liberó a Antón de la defensa, incorporándose a su posición habitual en el medio centro, con mucha más presencia en la línea de creación del equipo.

La nota negativa fue la falta de pegada. Tres jornadas sin marcar comienzan ya a preocupar. Jacobo optó ayer por refrescar el ataque con la presencia de Pablo Aguilera, pero el gol tampoco llegó. El delantero se movió en la franja de ataque, pero no tuvo ocasiones de remate, siendo sustituido a falta de media hora por Silva.

El choque comenzó con una Ponferradina muy metida en el partido. El juego por las bandas le permitía presencia en el área defendida por Alberto, y a los diez minutos Yuri envía alto un balón desde el punto de penalti, en una jugada calcada a la del gol en la segunda parte. El Coruxo pasaba por momentos de apuros, y la pareja Pachín-Yuri creaba mucho peligro, aunque por fortuna el marcador permanecía inalterable.

Poco a poco el partido se fue igualando. La presión de la Ponferradina bajó enteros, lo que permitió que el Coruxo pudiera luchar por controlar el centro del campo, y ahí se fraguó la lucha en los siguientes minutos. Los dos equipos trataban de hacerse fuertes en la zona ancha, pero perdían el balón con excesiva facilidad sin que hubiera una gran presencia en las áreas.

Los minutos pasaban sin que hubiera demasiados sobresaltos, aunque a la media hora de juego de nuevo Pichín y Yuri hicieron de las suyas en una jugada que pudo acabar en gol. Por parte viguesa, pocos argumentos ofensivos, con Aguilera más pegado a banda, y el mayor peligro un disparo desde lejos de Antón de Vicente, que salió alejado, llegándose al final de los primeros cuarenta y cinco minutos sin novedades en el marcador.

Tras el paso por el vestuario, daba la impresión de que el Coruxo salía mejor al campo. El técnico berciano modificó el sistema sacando del campo a Jon García, ocupando Trigueros su lugar. Por delante, Saúl retrasó su posición al medio centro, junto con Óscar Sielva. Parecía que el cambio beneficiaba a los vigueses, pero a los siete minutos Dani Pichín y Yuri calcaron la segunda jugada del partido y ahí llegó el tanto berciano.

Jacobo Montes no tardó demasiado en reaccionar. Silva sustituía a Pablo Aguilera y el Coruxo daba un paso adelante, forzando a los bercianos a replegarse. Lo hicieron de forma ordenada, mientras que los vigueses trataban de entrar una y otra vez por el centro del área, olvidándose de las bandas y siendo incapaces de abrir el campo. Evidentemente, la situación era complicada, puesto que las contras de los jugadores de la Ponferradina llevaban mucho peligro y en cualquier momento podía llegar el tanto que sentenciara el encuentro.

Al final el marcador no se movió y el Coruxo sumó la tercera derrota de la temporada y, lo que es más importante, sin ser capaces de marcar un gol.