Los golfistas europeos que disputan este fin de semana la Ryder Cup deberán hacer frente a dos desafíos. Por un lado la presión de representar a un continente y por otro enfrentar al probablemente mejor equipo norteamericano de la historia, liderado por un Tiger Woods que vuelve a su mejor forma y que tiene ganas de revancha al haber ganando una sola vez la competición en siete participaciones.

Entre mañana y el domingo, en Saint Quentin en Yvelines, a unos 20 km de París, en la 42ª Ryder Cup, Europa tratará de lograr su noveno título en las doce últimas ediciones. Contará con el apoyo del público pero con la presión de jugar en casa.

"Es difícil creer la presión que tienes que soportar. Pero es probablemente porque juegas con un equipo y no solo para ti. En nuestro caso juegas para un continente y conoces la tradición y los jugadores que han estado seleccionados en el pasado", explicó el italiano Francesco Molinari, quinto en el ránking mundial, que disputa su tercera Ryder y ha ganado tres torneos este año.

Estados Unidos no gana en Europa la Ryder Cup desde 1993. "Es difícil saber la ventaja que te da jugar en casa. Solo puede ser bueno. Pero no es una ventaja gigantesca. Tal vez un poco sí, pero aquí están lo mejores jugadores del mundo", explicó el inglés Tommy Fleetwood, duodécimo del ránking mundial y uno de los cinco 'rookies' europeos en la Ryder-2018.

A la tensión y la presión de este torneo se añadirá el hecho de jugar contra uno de los mejores equipos de Estados Unidos de la historia, respaldado con el regreso al primer plano de Tiger Woods, que ganó el domingo su primer torneo PGA en cinco años, el Tour Championship y que quiere sumar un segundo título al que ganó en 1997.